Capítulo 30: Discordia

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●★● Sariah Mansour ●★●

Discordia

Iván ya se encuentra en el auto esperándome, tardé mucho en prepararme, después de la ceremonia, pasé a la casa a vestirme con el vestido de la fiesta, uno negro con la espalda descubierta y un pronunciado escote en los senos.

— He olvidado el regalo de tu hermana.— se detiene al verme parada frente al espejo que se encuentra en la sala de estar.— ¿Vas a ir con ese vestido?

Termino de colocarme los pendientes pequeños y tomo mi bolso.

— ¿Qué tiene de malo?

— Estás muy descubierta con él, todos te van a voltear a ver.— toma el regalo.

— ¿Desde cuándo te has metido en mi vestimenta?— cuestiono con una ceja enarcada.

— Quiero que te quites ese vestido y te vistas con otro menos atrevido.

— Me vas a disculpar, pero yo no estoy para complacer tus caprichos.— paso por su lado.— ¿Nos vamos o te quedas?— pregunto desde la puerta.

— Está bien Sariah, luego no te quejes.

— No te tengo miedo mi amor, así que acostúmbrate, porque siempre hago lo que me da la gana y hoy no será la excepción.

Alza la mano para intentar pegarme, la sostengo con fuerza.

— No te confundas Iván, el día que me tomaste por el cuello me tomaste por sorpresa, eso no significó nada.— aprieto más mi agarre, sé que le duele, más no lo demuestra.— Mantengamos la fiesta en paz entre nosotros, te amo, no lo niego, pero si tengo que matarme para poder respirar paz, no dudes de que lo haré.— lo suelto y camino hacia el auto.

Durante todo el trayecto lo veo de reojo, este se mantiene en silencio, está molesto, eso se nota leguas. La entrada de mi casa está repleta de autos, tomo el abrigo para cubrir mi desnudez del frío, Iván sigue mis pasos, puedo escuchar la música desde la entrada.

— Ya se estaban tardando mucho.— mi madre nos recibe en la puerta.

— Fuimos a la casa por el regalo de Sarah y también a cambiarnos por algo menos formal.— dejo mi abrigo en el perchero.

— Llevaré el regalo de Iván a la habitación de tu hermana, vayan hacia la parte trasera, allí se encuentran todos.

— Iré por algo de beber, adelántate.

Lo ignoro y camino hacia el jardín, no me preocupo por el frío, los del evento montaron toda una carpa que cubre el jardín por completo, esta carpa tiene calefacción y mantiene todo a una temperatura cómoda.

— Tiempo sin verte.— Carlo se acerca, deposita un beso en mi mejilla.

— Digo lo mismo, te extrañaba por estos lados.— sonrío.

Pasiones y misionesWhere stories live. Discover now