Ser coronel de una de las organizaciones militares más importantes del país no es fácil, pero sobre todo si eres mujer, mucho más difícil la tarea. Sariah Mansour una coronel honorable, reconocida por su trabajo arduo y exitoso es el punto blanco pa...
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Amores, pasiones y misiones
— No deberías cubrirte, ya te he visto.— en sus labios se dibuja una sonrisa siniestra.
Camina hacia mí, este se deshace de su camisa y continúa acercándose, siento como mi respiración con cada paso que da se corta, si continúa así moriré en esta playa desierta.
— Creo que deberíamos volver.— aclaro mi garganta.
— Ya no disimules las ganas que me tienes, debo decirte que son las mismas que te tengo.— me toma por el cuello, siento como mi coño palpita, esto no está bien, no debería estar sintiendo esto.
— Esto no está bien general.— su respiración roza mis labios.
— No vuelvas a decirme general, porque terminaré dándote tan duro que no sentirás tu coño por al menos una semana.— aprieta aún más su agarre, debería quejarme; sin embargo, me excita.
— Pues fóllame, dame duro y sin piedad, descarga todo el deseo que sientes por mí, lo necesito.— sin pensarlo me abalanzo y beso sus labios.
Aprieta más mi cuello para pegarme hacia él, siento como mis senos rozan con el bello de su torso, mis pezones se erizan, mi coño se humedece y sus labios me devoran con deseo.
Sus manos magrean mis glúteos con descaro, descienden por todo mi cuerpo, mis manos se pasean por toda su espalda, su piel es suave, el solo tocarlo es adictivo. Él es el deseo andante, el pecado, la tentación, provoca en mí emociones atrevidas, las cuales me hacen actuar sin pensar.
— ¡Ah, delicioso!— muerde mis labios y desciende a besar mi cuello.
Mis manos corren hacia sus pantalones, muero por ver lo que esconde la tela, caemos sobre la arena. No me importa si esta se pega a mi piel por culpa del agua que se mantiene en mi piel, sus manos pasean por mi cabello, me besa, disfruta de mis labios como nunca.
— Me estás volviendo loco.— besa mi cuello, muerde y saborea mi piel.
Volvemos a unir nuestros labios, enredo mis piernas en su cintura, con mis manos saco su erección de su ropa interior y masajeo con mis manos, deseo estimularlo antes de introducirlo dentro de mí.
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