Capítulo 33: La vida del presidente

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●★● Sariah Mansour ●★●

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●★● Sariah Mansour ●★●

La vida del presidente

Me levanto más temprano de lo normal, debo ganar tiempo, contarle a los chicos y buscar la forma de preparar todo antes de esta tarde, uso dos chalecos antibalas, unos por dentro, otro por fuera, coloco mis armas en los puntos claves del cuerpo, guardo dos en ambas partes de mi cintura, me cubro con una chaqueta negra de cuero, después de pasar la nieve el frío no se siente nada.

Intento llamar a Salvatore y a los chicos, estos no contestan las llamadas, desde anoche lo llevo intentando, me resulta extraño que nadie conteste mis llamadas. Bajo las escaleras, silenciosamente, todavía es de noche, subo al auto y conduzco a toda prisa al departamento de Salvatore.

— ¿Qué haces aquí?— veo que se está preparando con las armas.

— No es momento de preguntar, he pasado toda la noche llamándote, esto es de urgencia.— entro haciéndolo a un lado.

— Debes irte, tengo que irme a la central, voy tarde, hoy es la misión del presidente.

— Es por eso que estoy aquí, no por sexo, así que tranquilo.

Sigue sin entenderme, pero pienso contarle todo.

— Van a asesinar al presidente, debemos llevarlo a la casa presidencial, allí estará a salvo, no podemos arriesgarnos, habrá una matanza en las elecciones de su hermano.— niega.

— No sé de donde has sacado todo eso, pero no es cierto, ya la ceremonia está pautada, esto no es un juego, hablamos sobre el presidente.— toma otra arma y la coloca en su espalda.

— Sé que no es una broma, no estoy bromeando, esto requiere seriedad, muchas personas pueden morir hoy.— debe creerme, esto es cierto.

— ¿Cómo supiste eso?

— Recibí un Spam, sé que la información que contiene es cierta.— me frustra que no crea en mi palabra.

— Supongamos que lo que dices es cierto, de ser así no puedes participar en esto, estás suspendida.— pasa por mi lado, observa la hora en el reloj.

— Suspendida por tu culpa, que no se te olvide eso.— recalco.

— Lo lamento, el general está involucrado en esto, por más que quiera, no puedo hacer nada.

— Olvídalo, no necesito de ayuda, salvaré al presidente, eso te lo aseguro.— lo hago a un lado de mal manera, escucho como grita mi nombre, la rabia es más fuerte, no me deja escucharlo.

Subo a mi auto, conduzco hacia la casa de Jacob, sé que no se ha ido hacia la base todavía, estaciono frente a la entrada de su casa, bajo con cuidado de que nadie me vea, tomo la copia que tengo y entro a la casa. Escucho a mi amigo en la cocina, el olor a café inunda todo el lugar, me acerco a donde se encuentra.

— Ya imaginaba tu visita a estas horas.— no se voltea a verme.

— He enviado algo a tu correo, debes leerlo en cuanto antes, esto puede ayudarnos con la misión de hoy.— meto la llave en la parte trasera de mi pantalón.

— Ya lo leí, me tiene bastante inquieto.— posa dos tazas frente a mí.— ¿Ya le avisaste a Salvatore?— coloca la azúcar y demás.

— Vengo de su casa, no cree en nada de lo que dice el correo, dice que puede ser una trampa.

— ¿Por qué crees en ese correo?— coloca la cafetera en medio de los dos.

— Porque el primer mensaje me advertía de Iván y hemos encontrado bastante información sobre él.

— Eso no garantiza nada, esto requiere de más seriedad, no podemos fiarnos de un simple correo.— sirve café para ambos y lo endulza a nuestros gustos.

— ¿Cuándo he fallado en mis instintos?— enarco una de mis cejas.

— Siendo sincero, pues nunca.

— Entonces cree en mí, eres mi única esperanza.— le ruego, es la única opción que me queda, sola no podría.

— ¿Qué hay que hacer?— brinco emocionada, me acerco a él y dejo un pico sobre sus labios.

— Necesito un dispositivo para comunicarme contigo, una camioneta blindada, debes colocarla en la parte trasera del hotel, una calle poco transitada que se encuentra en los laterales, pocas personas la conocen, armas, necesito armamento en esa camioneta, tenemos tres horas para organizar todo.— tomo la taza de café.

— Cuenta con eso, no importa si Salvatore nos apoya, yo te ayudaré a salvar la vida del presidente.— chocamos nuestras tazas.— Le avisaré a Vanessa para que lo haga con todo el equipo, cambiaremos el plan.

— Bien, nos vemos dentro de tres horas, ahora debo cambiarme para todo esto.— tomo otro sorbo y me despido.

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Llevo dos horas estacionada al frente del hotel, me he cambiado el pantalón por una licra de ejercicio, me ayudará a poder tener más flexibilidad, empiezan a entrar personas al lugar, en una hora empezará todo, veo por el reloj digital que yace en mi muñeca como pasan los minutos.

 Todo está listo, sabes de lo que hablo.escucho a Jacob por el dispositivo pequeño que se encuentra en mi oreja.

— Copiado, entraré en unos minutos.— observo el techo de todos los edificios para asegurarme de que no haya francotiradores.

 Vanessa ha preparado a su equipo, no pude hacer más, los demás están con Salvatore.— ha hecho todo a escondidas, esto puede costarle su carrera, al igual que a Vanessa.

 Lo sé, con todo lo que has hecho es suficiente, gracias.— apago el dispositivo para que no me escuche.

Tomo el arma que me hace falta y salgo del auto, camino hacia la parte trasera del hotel, debo entrar sin que nadie me vea, no puedo arriesgarme a ser vista por mis superiores, eso arruinaría todo el plan.

Ya se encuentra el salón lleno de personas, puedo ver todo por el ducto del techo, muchos toman coctel u otros aperitivos, en el frente se encuentran varios ventanales que muestran toda la ciudad, enciendo el dispositivo, escucho a Vanessa hablarme.

 ¿Dónde te encuentras? Ya estamos en el lugar. puedo ver a varios soldados en puntos estratégicos del lugar.

 Me encuentro en uno de los ductos del techo, puedo ver todo desde aquí. la escucho murmurar algo.

 El presidente ya ha llegado, será escoltado por Salvatore y los demás soldados.— asiento sabiendo que no puede verme.

Te avisaré cuando sea momento de actuar.— la escucho copiar el mensaje.

Me paseo con cuidado por los ductos hasta llegar a la salida de estos, solo necesitaba ver como estaba todo en el lugar. Tengo varios correos que me han preparado para toda la misión, quedan cinco minutos para que el presidente entre al salón, coloco el silenciador a mi arma y me preparo para todo lo que se aproxima.

Ya ha llegado el presidente.— avisa Jacob.

 Copiado.

— Necesito que te cuides Sariah. pide.

Tu igual.

Toco la medalla de Romanov, fue un obsequió cuando iniciamos en la academia, decía que me cuidaría en cualquier misión, es como mi amuleto de la suerte por así decirlo. Camino hacia el salón, entraré por la puerta de emergencia del lugar, ya ha comenzado la ceremonia, me quedan pocos minutos para entrar por el presidente.

Pasiones y misionesWhere stories live. Discover now