XXVII

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Era un día soleado en la gran ciudad de Demacia. Los pájaros cantaban, todo parecía muy tranquilo. No había ningún alma presente en las calles, y aunque el ambiente inducía paz, la verdad es que era todo lo contrario.

Los ciudadanos se encontraban expectantes frente al castillo, esperando el gran acto que acontecería ese día, y no estaban ahí por voluntad, sino por obligación, pues debían tener una buena excusa como una enfermedad casi mortal, o estar fuera de la capital, de lo contrario serían reprimidos. Todos estaban muy temerosos, ya que no se esperaban nada bueno de unos ruines magos que estaban controlando su ciudad, sumado al hecho de que tenían prisionero a su rey y al general más fuerte de Demacia.

El corpulento mago demaciano sonreía, mientras miraba la celda de Garen, quien ya casi no tenía fuerzas debido a una mala alimentación e incesantes golpizas.

—Ha llegado el día, Garen. Apuesto que tu hermana ya no tarda.

—Es más inteligente de lo que crees —respondió con dificultad.

—¿Crees que no caerá en la trampa de tratar de salvar a su hermanito de la muerte?

—No. Creo que es capaz de ganarte en su propio juego, pero no eres razonable como para entender tu final.

—Ya lo veremos... por lo pronto, está todo preparado para la ejecución de tu amigo.

—Eres un asco.

—Puede ser, Garen. Quizá porque está en mis raíces, pues después de todo soy demaciano al igual que tú, ¿no?

La charla fue interrumpida por uno de los soldados de Sylas, quien le alertó de la presencia de individuos que se acercaban a la ciudad.

—Nuestros espías aseguran haber visto a una chica rubia acercarse a estas tierras, junto con tres noxianos. Es muy probable que se trate de Luxanna Crownguard.

—Parece que la función debe comenzar. Vayan por el rey y encadenen a este gusano.

—Sí, señor —respondió el soldado.

Los guardias de la celda de Garen entraron y lo encadenaron con facilidad, ya que éste no opuso resistencia alguna. Poco le importaba lo que pasaría con él, pero Lux...

Entre golpes y empujones lo arrastraron por el camino del calabozo hacia afuera del gran palacio.

Al estar tanto tiempo encerrado la luz le causó una ceguera temporal, haciendo doler sus ojos. Cuando recuperó por completo su visión, observó entre el público a sus padres y su tía, a quienes habían obligado a estar en primera fila. Vio a su madre temblar mientras lloraba. Ella trató de acercarse, mas los guardias la sujetaron y la detuvieron.

—Déjala —dijo Sylas—. Extrañará abrazar a su hijo.

Entonces Garen recibió a su madre en sus brazos, quien lloraba desconsoladamente.

—Garen...

—Todo estará bien, mamá —dijo, correspondiendo el abrazo—.

Luego de un momento los guardias volvieron a alejar a Garen de su Madre, y lo llevaron junto a Jarvan, su amigo, que estaba en su misma situación.

—Es un honor morir junto a ti, Garen.

—Aún no hemos perdido, su majestad. Y si morimos, nuestro sacrificio valdrá la pena.

—Espero que tengas razón...

. . .

No veía nada, mas escuchaba voces susurrando. Trataba de despertar, y nada. Todo era oscuridad, todo era opuesto a ella. De pronto, sintió como si se ahogara, y la sensación de que su cara estaba mojada. Entonces logró volver a la realidad, mientras tosía el agua que había entrado por su nariz y boca.

don't leave me(Ezreal x Lux)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ