XXIV

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Aquella sensación era familiar; un frío abundante acompañado de un fuerte viento que retenía los pasos de los dos jóvenes. Uno de ellos divisó una gran cueva.

—Vamos hacia allá —dijo el chico rubio.

Ambos corrieron dentro de la cueva. Parecía que una feroz tormenta se avecinaba, y era imprescindible encontrar un refugio. Luego de entrar, Lux usó su báculo para iluminar el lugar. A pesar de ser un lugar helado y oscuro, parecía acogedor para ambos chicos. Se recostaron a descansar en el fondo de la cueva para evitar lo más posible el frío. Sacaron unas mantas y se cubrieron con ellas, a la vez abrazándose. Ezreal se sonrojó, y esbozó una pequeña sonrisa.

—Aunque parezca algo descabellado, creo que no quisiera estar en otro lugar en este momento.

—Bueno, sí lo es —dijo la chica—, pero sé a lo que te refieres.

Ella también le sonrió, sin embargo su sonrisa fue desapareciendo, y solo se acurrucó cada vez más en el chico.

—Estoy preocupada...

—Todo va a estar bien, Lux. Lo prometo.

—No lo sé, siento que las cosas van mal en Demacia. Solo espero que Garen esté bien.

—Sé que lo está. Es el guerrero más fuerte del que he oído hablar.

—Pero y que tal si no... —dijo, bostezando.

Los ojos de la chica se cerraban lentamente, y sus palabras se hacían cada vez más inaudibles. En pocos segundos se quedó dormida, mientras Ezreal le acariciaba y abrazaba.

El rubio seguía de vigía, pero mientras pasaba el tiempo, el sueño y cansancio invadían su cuerpo. Trataba de no dormirse, mas casi era imposible, estaba muy cansado. No pudo resistir más, y sus ojos se cerraron. Lo último que logró ver, fue una luz que se acercaba a ellos poco a poco.

• • § • •

Ninguno de los dos se hablaba en aquel oscuro lugar. Se sentían las goteras, y el agua que escurría de ellas. El olor a humedad y el frío inundaban el ambiente, lo que lo hacía bastante incómodo, sin embargo, aquello no lo era tanto como la tensión que había entre ellos dos.

Por un lado, Garen solo miraba a la chica, sin decir una palabra, con un gesto serio. No apartaba la mirada ni por un segundo. La chica cedió a romper el silencio.

—¿Puedes dejar de mirarme?

No respondió. No movió ni un músculo, solo siguió en su posición de espectador.

—Bueno. Como quieras, igual no te diré nada.

La peli-roja se dio media vuelta, mas la voz del castaño sonó.

—Tus hermanos, ¿verdad?

—¿Cómo lo sabes...? —dijo, después de guardar silencio.

—Por Lux... fui capaz de traicionar a mi propia nación, por ella.

Katarina no dijo nada. El joven se acercó a ella, y puso una mano en su hombro.

—Sé que podemos salir de esto juntos.

La chica se dio la vuelta, y miró con ojos que expresaban dolor y furia.

—Ese maldito los petrificó. Me los quitó...

—¿Por eso lo necesitas?

don't leave me(Ezreal x Lux)Where stories live. Discover now