XV

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Lux había pasado días caminando sin rumbo alguno, perdida en la fría nada.
Sin comer, ni dormir bien, y muy agotada.
Pese a su estado, seguía buscando la frontera demaciana, pero sin mapa ni algún indicio del lugar, todo estaba, prácticamente, más que perdido. Es decir; había perdido a su hermano, a Ezreal, y a la tribu, que por unos momentos se había convertido en su familia.

Ni ella sabía por qué seguía adelante, tal vez para no hacer que los esfuerzos de los demás por ella fueran en vano. Sin embargo ya todo daba igual.
No es que hayan salvado su vida, prácticamente estaban demorando su fin, o así es como lo veía ella.

No. Ella sentía que debía continuar.
Lo único bueno de aquellos días, era que había podido fortalecer sus habilidades.
Ella pensaba que su magia no servía, pues Sylas la había robado, pero pudo usarla sin problemas en algunas ocasiones; a veces para hacer fuego, o para iluminar su camino.

El tiempo se acababa, y la joven apenas podía sostenerse.
De pronto sus piernas no pudieron más, y cayó al suelo.

-Garen... Ezreal -dijo con lo que parecían sus últimas fuerzas-, lo siento.

Acostada sobre la nieve, cerró sus ojos y simplemente esperó su fin. Ya no podía pensar en nada; poco a poco su cuerpo se congelaba.
De la nada, Lux escuchó una voz.
No era una voz que formaba alguna palabra; eran susurros, los que cada vez se oían más fuerte.
Luego le molestó un gran destello en los ojos, y lentamente los abrió.

Vio ante ella una gran bola de luz que se acercaba más y más.
Sintió una extraña conexión con aquella luz, lo que la llevó a alzar la mano y tocar suavemente el destello, luego desmayó.

-¡Aquí está! -gritó la voz de un guardia, quien corrió a asistir a la chica, junto con otros tres.

-¿Podrá ser?

-Es la señorita Crownguard -mencionó, otro de los que estaban ahí-. Pronto, avisen al capitán Garen.

-No se encuentra aquí. Salió en la mañana con sus tropas.

-Entonces llamen a la comandante Quinn, y esperemos sus instrucciones.

• ♡ •

-¡Rompan sus filas! -gritó el capitán de las tropas demacianas, quien había encontrado obstáculos en la misión de rescatar a su hermana.

Parecía como si nunca hubiese sufrido aquel ataque que casi le costó la vida, pues era el mejor soldado en la batalla.

Garen no tenía ni idea de dónde habían salido aquellos bárbaros que comenzaron a atacar sin piedad, pero al parecer ambos bandos buscaban a la misma persona.

Mientras atacaba a sus enemigos, el castaño escuchó el grito de un ave que reconocía muy bien; era Valor, pero no venía acompañado de Quinn, aunque traía algo en sus afilantes garras.
El ave se acercó a él, y dejó caer un papel enrollado, el cual fue abierto rápidamente por Garen.
Leyó rápidamente, y entonces su corazón se tranquilizó.

-Lux... volvió -dijo murmurando, esbozando una pequeña sonrisa en su rostro.

Al distraerse de la batalla, uno de los enemigos lo atacó, haciéndole un corte pequeño(pero doloroso) cerca de su torso, el cual le hizo enfadar.
Tomó a su adversario del cuello y lo lanzó lejos, dejándolo casi muerto.

-¡Retirada! -gritó.

-Pero señor, ganamos en número -exclamó un soldado.

-¡He dicho que nos retiremos!

Los soldados obedecieron, y todos retrocedieron rápidamente. Pero sus enemigos decidieron seguirlos.

Mientras tanto, en la frontera demaciana, la joven despertaba lentamente, un poco desorientada por todo. No tenía idea de dónde estaba, solo sentía un poco de cansancio y hambre, quizá mucha hambre.

don't leave me(Ezreal x Lux)Where stories live. Discover now