XVII

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En la penumbra yacía el cuarto alejado de todo en donde Ezreal se encontraba.
Porsupuesto que él no tenía idea de en dónde estaba.
Su cuerpo estaba bastante herido; sentía mucho dolor y tenía escasas fuerzas. Ni si quiera se había alimentado bien la última semana. Apenas podía moverse y hablar.

En su memoria rondaban pensamientos de todo tipo; desde su infancia hasta su actualidad. Se sentía muy confundido, muy perdido, y en parte se debía a que ya había perdido bastante sangre, y los recuerdos seguían, pero no podía ponerles atención. Cada vez estaba más desorientado. De pronto, los pensamientos confusos empezaron a conectarse, y poco a poco la claridad venía a su mente.

—D-demacia... siempre estuvo en Demacia.

Por un breve momento, todo fue claro, y Ezreal logró descifrar el enigma del tesoro que había estado buscando. Pero de nada servía ahora, pues pensaba en que su fin se acercaba. Oyó un ruido que lo distrajo de sus pensamientos. Este pertenecía al sonido de una de las llaves abriendo su celda, y pronto entraron dos guardias, junto a su líder.

—Tienes una voluntad bastante fuerte, muchacho.

Con suerte, el chico pudo girarse para ver de quién se trataba. No era nadie más que Swain, el líder de Noxus.

—Solo quería decirte que descubrimos en dónde está Luxanna.

El joven sintió algo en su pecho. Angustia, preocupación, dolor... todo aquello junto en ese momento.

—¿E-en-entonces me matarán? —preguntó, haciendo un gran esfuerzo para hablar.

—No te trajimos aquí solo para matarte en vano. Te daré la posibilidad de unirte a mi ejército, de servir a mi nación. ¿Qué dices?

—Y-yo... yo odio a los noxianos —levantó la mirada, sonriendo y levantando su dedo del medio al líder.

—Entiendo.

Swain se dio la vuelta, y se disponía a irse, pero se tuvo para dar órdenes a sus guardias.

—Mátenlo.

Los guardias estaban a punto de acabar con Ezreal, y este había aceptado su fin, pero justo cuando uno de ellos alzó el arma, alguien con capucha irrumpió en la habitación, y con sus filosas cuchillas, los hirió. El joven de Piltover miró con confusión a su salvadora, sin embargo enseguida desvío su atención al dolor que sentía en todo el cuerpo, soltando gritos y quejándose. La mujer levantó a Ezreal como pudo, y lo cargó en su hombro.

—No hay mucho tiempo, hay que salir de aquí —dijo.

—¿P-por qué me ayudas? —preguntó, con dificultad.

—No gastes palabras; estás muy malherido. Debo llevarte a la frontera.

°~• ♤ •~°

—General Crownguard, ¿cómo sabe que el chico está en Noxus? —preguntó uno de los soldados demacianos.

—Confíen en mí. Debemos llegar a Noxus, preparados para cualquier emboscada.

El joven demaciano tenía un montón de emociones en el momento en que, junto a sus soldados, caminaba hacia la nación enemiga. Sentía culpa y pena, por lo que había hecho a su hermana, y en parte también por Ezreal, pues a fin de cuentas él no tenía nada que ver con sus problemas. Al contrario, se dio cuenta de que el chico también buscaba proteger a Lux. Además, había sido desleal a su palabra, pues aunque de Noxus se tratase, había hecho el pacto de servirle. Todo eso se movía en su cabeza, pero principalmente, sentía angustia por qué le diría a Lux si no encontraba con vida a Ezreal. No podía soportar el ver a su hermana con una cara llena de lágrimas y dolor, sufriendo por dentro. No. Debía encontrarlo, debía llevarlo a casa para su hermana. Debía enmendar sus errores. Por lo demás, Lux estaba haciendo un gran sacrificio.

don't leave me(Ezreal x Lux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora