VII

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Las olas azotaban la pequeña embarcación de madera. Su sonido era como de un león rugiendo, cosa que no era agradable para el oído de Lux, quien estaba sentada en el piso de la pequeña cabina.
Ezreal le había aconsejado que durmiera, ya que el viaje era al menos de unas cuatro horas, y poco podía hacer en altamar, sin embargo la rubia no podía ni descansar. El olor a humedad era horrible, y el frío de la tormenta insoportable. Pero por alguna razón se sentía más cómoda en ese hediondo barco, que en su propia casa.

Se paró de su lugar, y se dirigió a donde el explorador, quien estaba todo mojado, debido a la lluvia.
Ezreal temblaba un poco por el frío, mas su espíritu aventurero lo distraía de las incomodidades que sentía en ese momento. Además estaba fascinado por ayudar a Lux a fortalecer sus poderes, ya que creía que ella era muy poderosa, pero sobre todo, también muy hermosa.

—¿Cuánto crees que falte?

—A decir por el clima, creo que estamos cerca de Freljord.

—¿Y qué haremos exactamente al llegar ahí?

—Depende de la hora. Si es muy tarde acamparemos, solo espero que las tribus no tengan deseo de cazar...

—No es momento de bromas —respondió la chica.

—Sí... bromas. Como sea, tengo sospechas de que si la leyenda es cierta, el mapa del tesoro que tengo nos llevará hasta la fuente de luz que te dará poder.

—¿Y si no es así? —preguntó algo preocupada.

—Entonces encontraremos la forma de recuperar tu magia, lo prometo.

Lux sonrió, pero su alegre expresión duró poco segundos, cuando vio que una gran ola les impactaría. Ezreal intentó evadirla, y en parte lo logró, pero el agua entró de todas formas al barco. De pronto se dio cuenta de que no era solo agua, sino también hielo.

Las olas que se veían más próximas parecían de hielo puro. El mar estaba congelado por fuera.
El chico perdió el control, ya que una de las grandes olas levantó el barco varios metros, haciendo que éste se tambaleara.

—¡Sujétate! —gritó a la chica.

—¡Ezreal, qué ocurre!

—La buena noticia es que nos encontramos en Freljord. ¡La mala es que es muy probable que el barco se haga añicos y caigamos al mar!

—¡Qué!

De pronto la pequeña embarcación cayó cuando la ola empezó a deshacerse, y el fuerte impacto no tardó en llegar. El barco se estrelló contra el gran mar de hielo, pero aún así a éste no le pasó nada. A quien sí impactó el golpe, fue a Ezreal, quien no se sujetó bien, perdió el equilibrio y cayó al mar.

—¡Ezreal! —gritó Lux, tratando de divisar al rubio en las aguas semi-congeladas.

Por suerte el chico salió a flote, pero con gran dificultad, y un poco desorientado. La lluvia y la neblina hacían dificultosa la vista, y que hubiese puro hielo en el mar no ayudaba en nada, pues poco a poco Ezreal se congelaba.

Lux no sabía qué hacer, pero en vez de quedarse paralizada, tomó su bolso, guardó las cosas que llevaban en la cabina, y saltó al mar.
Tal vez no era lo más inteligente, pero no dejaría a su amigo morir, no solo al menos.

Se dirigió hacia él, nadando obstaculosamente, y al llegar le tomó del brazo, impulsándomo a nadar.

—¡Lux por qué no te quedaste en el barco!

—¡No iba a dejarte morir! —gritó.

—¡Ahora moriremos los dos!

—¡Solo nada, idiota! —gritó furiosa.

don't leave me(Ezreal x Lux)Where stories live. Discover now