La Profecía Final

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LESTER

Rara vez entraba a la habitación de Rachel, es decir, a la cueva reacondicionada con un aspecto cercano al que tendría un estereotípico lugar de una hechicera, es más, de no ser por que la había disuadido habría colocado una bola de cristal en la entrada y un par de generadores de humo, para la teatralidad antes de decir una profecía. Ahora mismo, estaba tenso antes de entrar, sin saber que esperar dentro.

Sabía que estaba viva, pero el modo en que Frank habló de ella... temía por lo que pudo haber ocurrido. Abrí la cortina, y dentro no escuché ni una sola alma.

Sus pinturas, las nuevas que había creado tras todo el asunto que ocurrió con Pitón estaban rotas, y en cambio en las paredes había nuevas ilustraciones, caóticas, descontroladas, por todo lado había anotaciones, y junto a ellas avisos, pequeños dibujos de una mente desordenada, con unas cuantas runas nórdicas dejándose ver.

—Rachel... ¿Estás ahí? —pregunté en voz baja, temeroso de en lo que ella podría haberse convertido.

Carter, Annabeth y Magnus entraron seguido de mí, dejando entrar la luz con ellos antes de cerrar las cortinas.

Escuché un quejido, más bien un gimoteo de una voz femenina.

—¿Quién está ahí...? —preguntó una mujer en voz baja.

—Rachel, soy yo... Annabeth, estamos de regreso. Frank nos dijo que estabas aquí.

Una figura oscura se dejó ver al fondo de la habitación, moviéndose como para ponerse en píe. Sus ojos brillaban en color verde, y había un tenue humo radiando del mismo color.

—Los veo... es... están aquí...

—Si, Rachel... estamos aquí.

—Como pasaría... yo... sabía que volverían.

La figura vino a la luz, y aunque reconocible como Rachel en su forma de cara y pecas, así como por su cabello, poco tenía que ver con la chica a la que le había entregado mi poder. Era una mujer ya adulta que parecía haber envejecido más de la cuenta como pasaba con aquellas personas expuestas a extremos niveles de estrés, su ropa estaba cuidada, dentro del caos que era la cueva, y ella parecía estar, salvo por el detalle de ser mayor, como siempre.

Salvo por el humo verde.

—Yo... yo los vi. Soñé con ustedes, sabía que volverían... vi que habían llegado del futuro. Vi... vi también el fin del mundo, vi a Fenrir acabar con Odín, vi a los dioses del Olimpo morir... vi. —hablaba de forma agitada, y sin control, tenía algo de forma alargada en sus manos: un plumón, y con este se arrojó a una de las paredes en donde empezó a trazar runas.

—Rachel... por favor, cálmate. ¿Qué te pasó? —sugirió Magnus.

—Yo. Yo.... Me perdí. Sin dioses, sin Apolo, mi poder se volvió...

—Errático... —adiviné mortificado.

—Si. Vi... vi muchas cosas, me perdí. Profecías, posibles mañanas, todos terminados con un gran cataclismo.

—¿Qué puedes ver?

—Yo... eh, veo a Surt destruyendo todo el mundo, él y su poder resulta aterrador. El... futuro es aterrador.

—¿Cuándo pasará eso...? —pregunté.

—Yo... apenas lo puedo ver... es... unos días... no dentro demasiado.

Tragué saliva mientras me acercaba con terror a la pelirroja, ella levantó su mirada para alcanzar a verme, y luego volvió a las paredes para seguir trazando nuevas runas que se veían intercaladas con letras en griego y egipcio.

Un mundo después de los dioses [Cancelado]Where stories live. Discover now