El valiente mortal

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MAGNUS

Me sentía terrible... Alex, la otra Alex me había traicionado y apuñado con mi propia espada de un mundo alterno, y seguido a aquello todo se había sumido en oscuridad, y después de aquellos terribles sucesos ahí estaba yo, tratando de recuperar mi "vida" (aunque técnicamente estaba muerto) luego de los acontecimientos que envolvieron el corto dominio del Caos.

Era el funeral de Percy Jackson y no había cuerpo por ningún lado, no había pistas, no había nada que pudiera asegurarnos de su estado, sólo Carter, Sadie y yo habíamos visto lo último en verlo, lo que nos hacía suponer que de alguna forma él se había sacrificado para detener al Olvido y así recuperar nuestro mundo. Los poderes del otro mundo de hecho seguían ahí, aunque compartidos en parte con los otros, y en mi caso las habilidades de Loki las sentía mucho más débiles, como si fuera una batería que en cualquier momento se quedaría sin energía, y entre otras cosas no estaba la otra Alex.

Dudaba que alguno prestara atención al discurso de Annabeth sobre la vida del hijo de Poseidón, en mi caso miraba a Alex desde lejos sin estar seguro de como sentirme... ella seguía siendo la persona de la que estaba enamorado, pero por el contrario era difícil olvidar a su contraparte, el Alex Fierro con poderes de Surt quien de no haber ocurrido la vuelta al mundo normal seguro me habría matado, eso, combinado a que tenía los poderes de su padre hacía más complicada nuestra relación.

Lo único que alcancé a oír de lo dicho por mi prima fue su parte final: una petición para que nos le uniéramos en búsqueda de la verdad del deceso del hijo de Poseidón, o ver que le pasó. Evidentemente levanté la mano junto con otros, mayormente griegos de los que no tenía conocimiento, pero también otros, como Carter y su novia, y para mi sorpresa Alex, pero no fue la única sorpresa, ya estaba pensando a cerca de la notable ausencia de Sadie Kane, cuando una mano más se destacó: la de mi primo.

Sabía que Annabeth tenía dos hermanos más (y no hablaba de los hermanos divinos con los que tenía nulo parentesco): Matthew y Bobby, por completo mortales que no habrían tenido permitido entrar en el campamento de no ser por la excepción del día, en realidad nunca había hablado con ellos (principalmente por qué había sido un indigente por mucho tiempo y cuando fui encontrado fui dado por muerto por ellos), y uno de los gemelos: Matthew, o tal vez Bobby, no estaba seguro, levantó la mano.

—¿Son todos? —preguntó el dios Apolo que se teletransportó al lado de Annabeth.

El dios esperó unos segundos más, y al final sólo suspiró y chasqueó los dedos. Al siguiente momento no estábamos más en el parque viendo la pira funeraria de Percy, sino en "la casa grande" del campamento mestizo, mismo lugar en donde años antes Annabeth me había contado se habían organizado comúnmente en la guerra del titán.

—¡Wow! —soltó uno de los griegos casi de inmediato—, nunca me habían teletransportado.

—Yo si... fue más agradable así que de otra forma. —murmuró Carter.

Me levanté (por qué si, aparentemente para Apolo era mucho pedir que apareciéramos de píe y no exactamente en la misma posición en donde estábamos sentados en las gradas), y miré a mi alrededor. Unos pocos los fui identificando por las descripciones de Percy y Annabeth, como Leo Valdez, un chico latino, inventor y piroquinetico que nunca se había teletransportado, o Tyson, fácilmente identificable por ser el único Ciclope, mismo caso con Thalía, la única con una chaqueta Punk, o Hazel, con su túnica de pretora, pero ni de cerca supe quien era la chica morena con cabello castaño, ni la bajita con vestido verde. Desde luego, los grecorromanos eran mayoría, y magos estaban pocos salvo por los mencionados Carter y su novia ¿CIA?, ¿Zia? Tendría que preguntarle su nombre luego... y de los nórdicos éramos nada más la valquiria Samirah, Alex y yo.

Un mundo después de los dioses [Cancelado]Where stories live. Discover now