Duke Pendragon: Master of the White Dragon (Novel)

CAPITULO 50

"Creo que sería mejor para los dos detenerse ahora".

Una voz suave y tranquila interrumpió el creciente altercado entre Alan e Ian.

Raven se giró para encontrar a dos mujeres, no, dos damas más jóvenes que habían salido del carruaje. Reconoció a uno de ellos como Luna Seyrod, pero era la primera vez que veía a la dama a su lado.

"Ingrid."

Incluso sin las palabras de Ian, Raven podía decir quién era ella.

"Encantado de conocerte, Su Gracia Pendragon. Soy Ingrid."

Ingrid lució una corona encima de sus trenzas en forma de diadema. Dobló ligeramente una rodilla e inclinó la cabeza hacia Raven.

Raven estaba un poco desconcertada. Era un saludo típico, pero lleno de dignidad y gracia.

"Ese debe ser Lord Soldrake, el guardián jurado de la familia Pendragon. Ingrid Aragón saluda al sr dragón blanco".

Ingrid mostró una sonrisa a Soldrake, que estaba inclinado angostamente al final de la aguja.

'¿Hm?'

Raven se sorprendió más. Aunque Soldrake no estaba escupiendo el miedo al dragón, sin duda era una tarea abrumadora para una joven no mostrar miedo frente a un dragón. Soldrake miró el saludo de Ingrid y luego voló abruptamente hacia el castillo de Conrad.

Soldrake había hecho todo lo que le habían pedido.

"Cuánto tiempo sin verte, Su Gracia Pendragon".

Luna, que estaba de pie junto a Ingrid, saludó a Alan con retraso. Si se considerara a Luna como una belleza fría y apasionada, Ingrid de Aragón transmitía una belleza dinástica y elegante en su pulcritud.

Sin embargo, después de haber estado junto a Soldrake durante bastante tiempo, Raven estaba acostumbrada a un nivel de belleza completamente diferente.

"Encantada de conocerte. Soy Alan Pendragón. Mucho tiempo sin verte, Lady Seyrod."

"......"

Luna ya se había acostumbrado, pero los ojos de Ingrid se agrandaron ligeramente con sorpresa.

Ella pensó que Alan Pendragon tendría la cortesía como cualquier otro caballero o noble de besarla en la mano, pero él solo asintió, reconociendo su presencia.

Después de todo, era Alan Pendragon. Tenía el mismo estatus que ella como sucesor de uno de los cinco ducados del imperio.

Es posible que aún lleve en su corazón la amargura del compromiso roto hace diez años. Además, incluso con su advertencia, su hermano casi provoca un incidente hace unos momentos.

"Ingrid, ¿por qué has salido? Puedo ocuparme de algo como esto..."

"Si está visitando la casa de otra persona, sería de mala educación no saludar primero al propietario. Además, sería una falta de respeto tratar de pelear con el anfitrión también".

"Eh..."

La boca de Ian se cerró con fuerza.

"¿Mmm?"

Raven vio cómo se desarrollaba la situación y entrecerró los ojos.

Ese príncipe parecido a un mono que no aparentaba su edad parecía ser suave con su hermana.

"Me siento un poco cansado por haber viajado tanto. Su Gracia Pendragon, ¿sería tan amable de...?

"Uh, bueno... Hagámoslo. Adelante."

Tenía tan buenos modales que él no podía mostrar rencor aunque quisiera. Raven se encogió de hombros y se dio la vuelta.