Dominancia.

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Advertencia: Bueno, es que, si iba a volver, TENÍA QUE HACERLO BIEN.

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AQUÍ.

—Rey, pequeña, ¿en verdad eres tú? —La voz de Luke llegó a Ben como un susurro que lo desesperó.

—Sí, Maestro, es ella —le indicó Finn, otro que le hizo apretar los puños por lo que le provocaba su tono ilusamente esperanzado en que, quizá, ahora que había llegado, su plan de arrebatarle a Rey funcionaría.

—Qué bueno entonces que me equivoqué —continuó, sus ojos azules puestos en él por alguna razón —. Por un momento, pensé que no tendría la suerte de volverte a ver.

Ben ladeó la cabeza e ignoró cualquier intento de Rey de acercarse a ellos, tomándola de la mano y pegándola fuertemente contra su pecho. Dialogar se oirá como una excelente opción para evitar un enfrentamiento, pero no permitiría de ninguna manera que volvieran a apartarla de su lado.

—¿Qué haces aquí, Skywalker? —Deslizó la mano ágilmente por su cintura para terminar rodeándola con el brazo —. Después de lo sucedido, fui yo el que creyó que no volvería a verte.

—¿Tanto me odias que no eres capaz de tolerarme por tu madre o por mi aprendiza? —se burló, ambas manos en las caderas, donde su sable caía colgando —. Ay, niño. Te recuerdo tú no eres el único con el que comparto lazos.

—Lo sé, solo lamento que ellas hubieran preferido cargar contigo que dejarte tirado en algún rincón de la galaxia. —Si el pretendía ofenderlo, cosa que realmente no estaba logrando, bien, él tampoco se contendría.

—¡Basta los dos! —Sin embargo, debió suponer que Rey mataría su diversión, ya que seguía guardándole cierto cariño a la persona que a pesar de todo veló por ella cuando no era más que una niña.

—Rey tiene razón. No es correcto que le hables así al Maestro por muy familiar tuyo que sea —intervino Finn, pero no pudo determinar si lo hizo por el supuesto afectado o por contentar a la Jedi entre los dos. Aun así, ella lo silenció con una mirada.

—Entiendo el enojo que se tienen, pero es absurdo que peleen por algo que ya perdió sentido hace milenios. —Se removió bajo su agarre, pero no se soltó ni cuando alzó una mano para señalarse junto a él —. Porque lo único que necesita saber, Maestro, es que Ben y yo estamos comprometidos y eso no lo va a cambiar nada.

Ben sintió su cara arder. De todas las cosas que pensó que diría para defender su relación, esa era precisamente la que menos rondó su mente. Pero supuso que también lo confesó ya porque no tenía sentido tampoco que lo ocultara de quien más temprano que tarde se enteraría por diversas razones que no le antojaba contar con los dedos.

Al menos, le consolaba no ser el único pasmado. Tanto Luke como Finn estaban que se caían literalmente por culpa de su sinceridad tan adorada por él a la hora de demostrarse su amor.

—No puede ser. —Luke retrocedió unos pasos —. La Fuerza, t-tu destino; ¡no pudiste haberlo echado todo a perder por…!

—¿Por quién, Maestro? —Rey se cruzó de brazos recelosamente mientras lo animaba —. Vamos, dígalo. Me encantaría saber qué es lo que opina de mi futuro esposo.

—Pequeña, eres joven, muy joven, ¿por qué arruinar tu vida de esta forma? —Intentó por otro lado, uno que ni Finn supo cómo apoyar, negando notablemente con la cabeza en lo que se alejaba con las manos arriba.

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