Segundas versiones

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No estás sola —involuntarias, pero cálidas, las palabras fueron bien recibidas por la chica que gustosa las oía entre lágrimas. Sus ojos verdes, su rostro enrojecido. No tardó en reconocerla en ese mundo de sueños que los envolvía a ambos por igual.

Tú tampoco lo estás —su respuesta lo embelesó, pero los restos de su llanto lo volvieron a alarmar. ¿Por qué lloraba? ¿Quién había sido el desgraciado que se atrevió a lastimarla?

Construyéndose de a poco su escenario, Ben se descubrió en una cabaña, sentado frente a la Jedi que su ser se había jurado con el alma capturar hacía un tiempo atrás. Su aspecto, su ropa mojada. El corazón le latió con fuerza al notarla apagada, sin la hermosa Luz que la caracterizaba, rodeándola y embelleciéndola aún más.

Rey —la llamó, estirando su mano, pero deteniéndola al sentirla cubierta, con un guante de cuero negro que no dudó ni un segundo en quitarse. Necesitaba sentir su calor sin barrera que se lo impidiera, la suavidad de su piel sin nada que los interrumpiera más.

Asombrada, pero no por eso paralizada, ella lo imitó, acercando su mano trémula a la suya con una lentitud que, lejos de desesperarlo, lo conmovió. Fuera lo que fuera que hubiera sucedido en esa versión de la historia, ella no parecía ser de los que confiaban con facilidad, y que decidiera tocarlo por voluntad propia le colmaba el pecho de un sentimiento en un principio jamás pensó que experimentaría en su total esplendor.

Cuando sus dedos se entrelazaron y sus palmas apenas se rozaron, sin embargo, ya no pudo sentirla más por culpa del drástico cambio que sufrió su entorno desconocido de por sí.

Si el Paraíso tuviera una definición, sin duda alguna, el nuevo lugar en el que se encontraba lo sería. Lleno verdor y mucha vida, tomado de la mano al fin con quien siempre deseó estar así.

En ese nuevo sueño, dulce fantasía, se hallaba aparentemente en una pradera decorada con flores, caminando al lado de quien se alegraba de ver feliz luego de presenciar su tristeza como nunca antes lo había hecho. Sonriente, radiante. ¿Qué habría ocurrido exactamente para que pasaran de la melancolía a la auténtica dicha? En ese momento, la respuesta no le parecía muy importante de averiguar.

Se relajó y suspiró, observando segundos después detenidamente de reojo a la Jedi que brillaba como una estrella gracias a la renovada sonrisa que se plasmaba en su pecoso rostro sonrojado. ¿Cómo podía ser tan feroz y hermosa a la vez? El anhelo de muchos convertido en una encantadora realidad.

Aunque su ropa seguía poseyendo su peculiar color negro, sus manos al menos ya no estaban cubiertas con esos guantes que comenzaba a odiar a medida que se percataba de lo mucho que amaba la calidez que sus dedos enlazados con fuerza se transmitían.

¿Podría tocarla si se animaba a tomarla en brazos y besarla? ¿Podría acaso también decirle su amor sin que eso afectara de nuevo al sueño que en verdad disfrutaba? De repente, las dudas empezaron sin tregua a golpearlo, como queriendo crudamente recordarle que no se pusiera cómodo porque nada de eso era real.

—¿Ben?

Antes de perderla por completo, su voz le regresó la cordura que necesitaba para no enloquecer y posteriormente desmayarse. Su presencia lo era todo para su corazón acelerado, todo para los crecientes nervios que amenazaban con controlarlo. ¿Cómo podía solo con sus ojos y sonrisa salvarlo de los demonios que lo acechaban y buscaban quebrarlo? Su heroína, su Jedi.

—Ben, ¿qué pasa? —le preguntó sin afán de alejarlo, sin intenciones tampoco de no corresponder al abrazo en el que la envolvía —¿Estás bien?

—Estoy bien, cariño —contestó, hundiéndose en ella y escondiendo el rostro en su cuello —. Contigo a mi lado, siempre estaré bien.

Dicho eso, la alzó en brazos y la giró, pegándola a su pecho para que supiera que no pensaba soltarla ni mucho menos apartarla ahora que sus labios se encontraron y reclamaron mutuamente en un beso que prometía todo lo que alguna vez sus corazones desearon durante la soledad que los aprisionada de experimentar.

•La Cacería• Where stories live. Discover now