Puntos de vista

102 13 97
                                    

En todas y cada una de las versiones existentes de la historia, Luke contaba con la vista más privilegiada que cualquier persona ajena a los verdaderos protagonistas podría desear. Ya sean buenos, malos, como enemigos o aliados, él siempre estaba allí de alguna manera para presenciar el inicio de su unión tan especial.

Como esa primera vez, por ejemplo, en la que los encontró uno frente al otro, con las manos extendidas y dedos entrelazados, mirándose con un sentimiento que jamás pensó que vería crecer en ambos. O esa aquella otra vez, también, en la que, a modo de fantasma, vio como su propia aprendiza se escapaba de la protección de Leia para correr hacia los brazos abiertos de la Oscuridad hecha guerrero.

Quizá no conocía las circunstancias, ni tampoco era quién para juzgarlas, pero no le parecían en lo absoluto correctas. En la mayoría, Rey, su hermana y muchos más sufrían por culpa de las atrocidades de su sobrino, quien, además, en esa otra realidad, era el monstruo que por varios años rezó por que nunca más renaciera de las cenizas de su sangre antiguamente corrompida por la Oscuridad.

¡Ben! —exclamaba esa versión de ella que compartía cierta similitud con la de su línea, siendo también su aprendiza, solo que una mucho más primeriza y rebelde.

¡Cariño! —el apodo, lejos de agradarle, le disgustaba en su totalidad. ¿Quién se creía que era para llamarla así y luego abrazarla como si no fuera un asesino que cazaba a los de su clase?

En cuestión de segundos, para su sorpresa, llegó la respuesta a su pregunta, una que le hubiera encantado no hacer con tal de no haber tenido que ser testigo del beso que el hombre le dedicó con devoción a la joven que sostenía y apretaba contra su pecho con cariñosa ferocidad.

Te tengo, dulzura —le susurró en la oreja, estrechándola y alzándola a su altura para que las puntas de sus narices se rozaran —. ¿Estás lista?

Contigo siempre estoy lista, Ben —le aseguró, cerrando los ojos y permitiendo que él la envolviera parcialmente con su capa y se la llevara a la nave que los esperaba.

Luke simplemente aún no podía creer lo que vio esa vez. Su aprendiza no había puesto resistencia alguna a que literalmente la secuestrara y la alejara de lo que suponía era su hogar. ¿Cómo podía estar tan tranquila en sus brazos sabiendo lo que era, lo que, en un posible futuro, en otra línea del tiempo en la que estaba se convertiría? El peligro que corría era peor de lo que imaginaba.

—¿Dónde está mi aprendiza? —le preguntó a Leia en la actualidad, tomándola de los hombros y exigiéndole con la mirada endurecida que le hablara con la verdad. Una mentira y su paciencia se acabaría. No podía perder a la última alumna que le quedaba con vida.

Apenas notó el cambio en su humor, Han se entrometió y lo separó de su esposa para que ella pudiera responder con más tranquilidad y respirar. Podía ser su hermano, pero no iba a permitir que la tratara de eso modo tan brusco. Nadie se metía con su princesa.

—Cálmate, Luke —le pidió, interponiéndose en su camino por llegar a su pensativa gemela —. Ya te lo dije. Rey está bien. Ben está con ella y seguro ya no tardan mucho en venir. Ten paciencia, ¿sí?

—¿Cómo quieres que me calme si mi aprendiza está con tu hijo? —replicó, molesto por que su amigo no comprendiera y actuara como si lo hiciera, dificultando aún más el asunto del paradero de la joven Jedi.

—¿Disculpa? —se hizo para atrás, indignado —¿Cuál es el problema de que Ben esté con tu aprendiza? —Luke retrocedió, abrumado por la imponencia de la gran estatura que sobre él presentaba —Mi hijo no es ningún irresponsable, Luke. Desde ya te digo que él se ha comportado como todo un caballero con ella.

•La Cacería• Место, где живут истории. Откройте их для себя