Capítulo 28

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Harry

Mientras entramos en la ciudad por Edgeware Road, el pánico se apodera de mí con tanta intensidad que me incapacita. No dejo de mirar el anillo que llevo dibujado en el dedo para recordarme que todo saldrá bien. Louis me lo ha dicho, y yo me aferro a sus palabras con todas mis fuerzas.

Quiero librarme de esta horrible sensación, que no me suelta. Quiero que todos se lleven bien y sean felices, pero sé que es mucho pedir.

Louis se ha pasado casi todo el viaje en silencio, pensativo. Por cómo me sonríe cada vez que me descubre observándolo, sé que intenta tranquilizarme. No tengo valor para decirle que está fracasando estrepitosamente.

—¿Adónde vamos? —le pregunto tratando de parecer tranquilo, aunque por dentro estoy gritando y quiero volver al claro del bosque.

—A tu casa. —Lo dice en un tono que debería hacerme sentir seguro, pero no lo consigue.

—¿A mi casa?

—Sí, a menos que prefieras ir a la mía.

Me mira y espera mi respuesta.

¿Adónde quiero ir? No tengo ni idea.

—A mi casa —declaro al fin, por decir algo.

—Pues a tu casa vamos. —Me coge la mano y entrelaza los dedos con los míos—. Llama a Niall para que te haga compañía.

No puedo ocultar el pánico que siento por más tiempo.—¿Por qué? ¿Dónde estarás tú?

—Tengo unas cuantas cosas que resolver.

Me encojo en el asiento.

—Papá.

Me mira de reojo y noto que la nuez le sube y le baja al tragar saliva con esfuerzo. Parece nervioso, y eso me pone histérico.

—Sí, tu padre.

—¿Qué pasará con la denuncia?

—Finalmente se ha percatado de que no tenía razón de ser.

Me incorporo en el asiento y me quedo mirándolo fijamente. ¿Quiere que me crea que mi padre se ha dado cuenta de que estaba equivocado y ha cambiado de idea? Es lo más ridículo que he oído nunca.

—¿Ha retirado la denuncia?

—Así es.

—¿Te lo ha dicho él?

—Sí.

—Y ¿te lo has creído?

—Te dije que lo arreglaría todo, ángel; lo decía en serio. —Se vuelve de nuevo hacia mí y me dirige una mirada cargada de confianza, pero no me creo nada—. Confía en mí.

Al parecer, Louis tiene más fe en mi familia que yo.

¿Qué puedo hacer? Debo confiar en él. Confío en él. Pero mi padre es otra historia. Con una pequeña ración de culpabilidad, decido que no, no me fío de él. No confío en mi padre.

Después de dejar la bolsa en mi dormitorio, Louis vuelve al salón y se dirige a su habitación. Sonrío disimuladamente porque me hace gracia pensar en ella como en su habitación. Lo sigo y lo encuentro sentado en la cama, introduciendo balas en el cargador de la pistola.

Me quedo con la boca abierta, pero él ni se inmuta y sigue con su tarea. ¿Está cargando el arma para ir a ver a mi padre? Alzo la mano y señalo la pistola, incapaz de encontrar las palabras adecuadas.

—Es sólo por precaución —me informa levantándose y poniendo el cargador antes de colocarse el arma en la cinturilla de los vaqueros—. No te asustes; siempre la llevo encima.

El Protector [L.S]Where stories live. Discover now