—¿Listo?— le pregunté después de un momento.

—Listo— me respondió sin titubear al separarse de mí y sin más, abrió la puerta de su casa y entramos.

Por lo que inmediatamente escuchamos ruidos provenientes de la sala, de modo que nos dirigimos hacia allá. Y es que, hoy toda su familia estaba reunida para escuchar la gran carrera de dragones que estaba sucediendo en la gran arena de la Ciudad Real entre jugadores Hipnosommus. Y al ser toda la familia (excepto Soleil) fanática de ver este deporte, era que todos se habían puesto de acuerdo para ver juntos la carrera como todos los años.

Por lo que, no me sorprendió ver en la sala a su abuela a un lado de la mamá de Soleil en su silla mecedora mientras tejía una bufanda; sus padres sentados en el gran sillón; a Emil (el hermano mayor de Soleil) y su esposa llamada Susana quien estaba cargando a su bebita Sky de 5 meses en el sillón mediado que estaba del lado derecho; a su hermana Camille –quien estaba embarazada de su primer hijo—sentada en el sillón pequeño mientras que su esposo Mario estaba sentado en el suelo jugando con Pablo (el primer hijo de Emil de 5 años) con unos coches de juguetes mientras que estaba atento, al igual que todos, a lo que les mostraba la gran bola mágica de cristal que estaba en la mesa de en medio junto con varios platos de comida.

Y es que esta bola mágica, les estaba proyectando en vivo lo que estaba ocurriendo en la carrera de dragones. Se podría decir que era muy parecida a la "televisión" que utilizan los humanos para ver partidos de fútbol u otro programa.

Al entrar a la sala, tanto Soleil como yo los saludamos a lo que ellos nos regresaron el saludo de manera rápida para seguir viendo la carrera y escuchar lo que el comentarista estaba diciendo.

—¿Quieres quedarte a ver el partido, joven Lukas? — me invitó el señor Moh. — ¡Está muy bueno! Además, hay suficiente espacio aquí para que lo pueda ver cómodamente. — Entonces, le dijo a su hijo: — Emil, ve por una silla para él.

—Se lo agradezco mucho, señor...

—No se quedará, papá — me interrumpió Soleil. —Solo vino a saludarlos y a... estar aquí en el momento que les diga algo a todos ustedes.

—Shhh... Enano, ¿qué no ves que estamos viendo la carrera? — lo regañó su hermano mayor. —¿No puedes decirlo después de que termine?

—No, tiene que ser ahora. Sino ya no se los diré después.

—¿Y qué es eso hijito? — preguntó su mamá mientras tomaba un puño de palomitas azules de un gran cuenco de madera como el resto, siguiendo atenta a las maniobras que los jugadores hacían con sus dragones. Así mismo, Sara le decía algo en el oído a Emil y Mario y Pablo se rían ligeramente de algo sobre su juego.

Soleil entrecruzó su mano con la mía y sin más, pronunció con voz alta: — Lukas y yo somos novios.

Al decir eso, su abuela dejó de tejer y los demás dejaron de ver la bola mágica para vernos directamente guardando silencio.

—Todos en la escuela ya lo saben, incluyendo Canek. Así que creí conveniente también decírselo a ustedes antes de que alguien en la comunidad se los diga primero.

Todos siguieron mirándonos sin decir nada, sin ninguna expresión o una ligera sorpresa en el rostro. Siendo la voz del comentarista que provenía de la bola mágica, lo único que se escuchaba a nuestro alrededor.

Su reacción no era algo que esperaba, así que decidí hablar. No obstante, antes de abrir la boca, fue su hermana quién preguntó de repente: —¿Hace cuánto que se hicieron novios?

Nos desconcertó su pregunta, aun así contesté: — más de un mes.

Todos se voltearon a ver unos a otros. Entonces, sin esperarlo, Emil se levantó de su asiento y exclamó con alegría: —¡Por los mil soles! ¡¡Ganamos!!! JAJAJAJAJA.

Después del Ocaso (gay)Onde histórias criam vida. Descubra agora