♦️ 051 ♦️

117 19 52
                                    

Annalise Lim Wise

No importaba lo que sucediera entre nosotros. Nunca íbamos a estar bien. Nuestra relación solo se basaba en estar mal o estar peor. No había otro nivel, por más líneas que cruzáramos. Luché tanto por su amor, que no me di cuenta que solo me humillé en todo el proceso por alguien al que no le importé demasiado. Era difícil realmente, cuando lloraba por su culpa, cuando mi corazón se quebraba por su culpa también. Cuando mi cabeza me pedía a gritos que debía irme y dejar todo como estaba: roto. Pero mi corazón herido no se podía permitir eso, mi corazón siempre quería un último intento, mi corazón sí creía en él.

Mi madrina siempre me decía que las personas que no se quieren ir de nuestras vidas hacen escándalos, ruido, drama, que mientras más gritaran que se querían ir, era cuando menos lo deseaban. Y hasta no vivirlo, yo no lo entendí. Yo hice de todo, absolutamente todo por él, esperando a que me viera, me detuviera y me pidiera que me quedara, que todo iba a cambiar. Pero él no, él se cruzó de brazos, aprovechó lo que le convenía y esperó hasta que yo me cansara, hasta que yo me cansara de su rechazo hacia el amor que yo le ofrecía, a que el dolor me cansara y que yo decidiera irme en verdad, y todo para que él viniera e hiciera algo para que yo dudara y me quedara más tiempo. Porque para eso siempre fue bueno, para retenerme y confundirme.

Mi salud mental se estaba destrozando poco a poco, prefiriendo estar ocupada para fingir estar bien y no pensar. Jamás iba a ser el amor de su vida, ese papel ya lo había ocupado otra persona, más bien le estaba enseñado a amarse a él mismo y preparándolo para su próxima relación. Estaba segura que conmigo sí iba a aprender, algo, aunque sea mínimo, estaba segura que mi desgaste físico y emocional no iba a ser en vano.

Abrí los ojos, el espejo en el techo de su habitación me reflejaba con la sábana tapando mi pierna izquierda y el resto de mi cuerpo completamente desnudo. Su cuerpo no era la excepción, su trasero estaba al aire, recostado de espalda abrazando una almohada. Me sentía asquerosa al estar recostada en la misma cama en la que probablemente se había follado a Molly y quién sabe a cuántas más. Dejándome llevar por el estúpido alcohol y maldiciendome por recordarlo todo y no haber bebido más. Siempre se me olvidaba más de la mitad, y justo ese día lo recordaba todo.

Sentí sus movimientos y preferí fingir que seguía dormida. Cuando él se fuera a duchar iba a correr a mi habitación como la cobarde que era. Ya sentía la perdida de dignidad post sexo de la que todos hablaban. Me di la vuelta, aunque mi trasero quedara expuesto, mejor que me viera lo que ya había tocado en vez de mi cara llena de vergüenza. Sentí sus labios chocar contra mi espalda, su respiración no se quitaba, ya me imaginaba la razón. De idiota no tenía un pelo.

—Deberías dejar de insinuarte menos a mí. Mira cómo terminamos por tu culpa —empezó atacar antes de verse vulnerable. No entendía cómo identificaba cuando estaba dormida o no.

—Yo no tengo la culpa de que te guste.

—Que quede claro que solo me dejo llevar porque lo haces bien —tapó el resto de mi cuerpo al levantarse y pasearse desnudo frente a mis ojos.

—Uno de los dos debía hacerlo bien. No te culpo —ataqué.

—Tú...

—Me voy a mi habitación —me enrollé bien y salí de ahí arrastrando sus gruesas sábanas color crema.

No entendía qué había pasado por mi cabeza, y lo peor, es que me había gustado. No había sido como la primera vez que lo quise usar y terminé usada, herida, sin dignidad —otra vez— y sola. Había sido fuerte y rápido, no lento como las películas o los libros de romance erótico. Era delicado con lo que hacía, pero en definitiva él no era de los que lo hacía lento o suave, como cuando lo hice cuando perdí mi virginidad. Fue muy delicado, lento, no dolió, fue planeado, fue muy mágico, sin embargo, aunque fuera casi el mismo mecanismo, el sentimiento fue distinto. Con Yoowon fueron corazones intactos que después se rompieron y con Yohan fueron corazones ya rotos que quería seguir arreglando.

♣️Your♥️Eyes♦️Tell♠️ (♣️House♥️OF♦️Cards♠️)Where stories live. Discover now