♥ 041 ♥

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Kim Yohan


—¿Y este cuadro de dónde apareció?

—Es una donación de un artista anónimo que consiguió tu prima Chae. Es sencillo y precioso, seguro conseguiremos algunos 100 mil dólares.

—Me gusta, se vería perfecto en la sala principal y haría contraste con los nuevos sofás. ¿Qué dices Jin?

—Yo no soy diseñador de interiores —no podía dejar de ver el cuadro. Se sentían las vibras familiares. Era sencillo, era un mar con algo de fantasía abstracta.

—Es lo más barato de todo lo que tenemos, no sé emocionen.

—Tú no aprecias el arte Yohan. Por cierto, Annalise se ve hermosa. Por un minuto creí que no iba a venir. Solo mírala, es tan... —todos la observamos a través de la abertura del telón que escondían los objetos a subastar—. No deberías estar a su lado. Es muy inocente, solo ve cómo Kang la está viendo, está en el entorno equivocado. Debiste hablar con ella antes de traerla. Adviertele que no hable con nadie si no está acompañada.

—Annalise no es tonta, sabe lo que hace.

Nunca había llegado tanta gente a las subastas. Había más de 500 personas ahí, algunas pertenecían a familias prominentes, otros sólo estaban de colados, y otros... Estaban en busca de joderlo todo. Debí darme cuenta desde un principio.

La subasta pasó más rápido de lo que pensaba obteniendo enormes sumas, incluso más de las planeadas. Rápidamente eran las 11 de la noche. Nos sentamos a cenar en nuestras mesas con nuestras respectivas familias. Annalise estaba incómoda y tenía miedo a meter la pata en cualquier momento, pero debía acostumbrarse.

Me molestaba que no quisiera comer. Había creado tantas inseguridades en ella que no me di cuenta el daño que le estaba provocando. Como dijo mi madre, ese círculo no era un lugar para ella y yo la obligué a quedarse, indirectamente, pero la obligué.

Su bolso en su abdomen tapándose me hizo sentir culpable.

—Si no quieres comer eso puedo enviar al restaurante a que te hagan algo para ti.

—Solo por hoy, no creo que sea buena idea —su inconformidad se notaba en su rostro. Ni siquiera sé por qué me creyó. No estaba gorda, su cuerpo era parejo, simplemente sus rasgos corporales no eran 100% asiáticos y por eso sus caderas eran más resaltadas que las de las típicas coreanas.

Me odiaba en ese momento por eso, pero era tan cobarde, que nunca le pedí perdón, no sinceramente.

Tuve que ir a atender a cada una de las familias importantes que estaban ahí. Esperaban muchas cosas de mí y debía cumplir con cada una de ellas.

—Lu, tengo que ir a hablar con los japoneses.

—¿Quién entrará contigo? No entrarás a esa habitación a hablar solo, ¿cierto?

—Johnny entrará conmigo, solo serán 15 minutos.

Era tan peligroso codearse con gente poderosa, y por eso toda la vida me entrenaron para controlar las situaciones. Ser el mayor traía ventajas y desventajas. Mis hermanos tenían suerte de no ser sucesores y tener que dar la cara por ellos, prefería hacer ese sacrificio.

—Hyung, creo que Annalise te está buscando —Mingyu estaba desalineado, con su corbata desamarrada y su cabello alborotado. Sus pupilas estaban dilatadas, algo no me cuadraba.

Mingyu no tenía vicios, y no pasaba de beber vino. Desde el inicio de la noche una extraña sensación me había invadido. Debí hacerle caso a mi intuición e instintos para controlarlo todo de raíz. Pero me confié.

♣️Your♥️Eyes♦️Tell♠️ (♣️House♥️OF♦️Cards♠️)Where stories live. Discover now