Capítulo 31

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Blair


¿Nervios? No ¿Pánico? Tal vez. Bueno, no. Claramente estoy en modo pánico.

Más de 32 horas han pasado desde la última vez que le ví ¿Soy tan rara que las he contado con exactitud? Si.

Desde el segundo en el que decidí abrir un ojo en la cama, la ansiedad no ha dejado de comerme viva. Los segundos pasan al igual que los minutos y las horas y yo no puedo evitar dejar de mirar el reloj que yace en la pared de la cocina. El sonido de las agujas retumban en mi cabeza y quedo hipnotizada por su movimiento a través de los números.

—Cualquiera diría que estás poseída por el mismo demonio— después de mucho tiempo cambio mi campo de visión para enfocarla en una persona.

Jackson se encuentra apoyado sobre la isla de la cocina con sus brazos cruzados. Haber hecho el movimiento de girar mi rostro para mirarle ha provocado que un dolor en el cuello comience a aparecer. Llevo mi mano hacia la molestia y comienzo a mover mi cabeza en círculos intentando aliviar el dolor.

—Te vas a hacer daño— le miro alzando una ceja.

—¿Y qué narices esperas que haga?— digo alzando mis hombros expectante a una respuesta por su parte— exacto, lo que había pensado.

—Cualquier cosa es buena antes de quedarte aquí parada.

—Le pregunté a Hunt si necesitaba ayuda y simplemente me dijo que no ¿Qué se supone que tengo que hacer?

—¿Hasta que llegue toda la nueva patrulla?— dice con un un tono de voz burlante— ¿Qué?— dice mirando mi gesto de molestia— ¿Cómo quieres que llame a la nueva incorporación? Se me ocurren bastantes nombres como...

—¡Vale! Lo he pillado, necesitáis aún más tiempo para procesarlo— se queda callado mirándome— no os lo puedo dar y lo sabéis. El reloj corre en nuestra contra y debemos de actuar antes de que haga un nuevo movimiento. Se me han ocurrido unas ideas...

—Basta— deja de estar en esa posición de comodidad para acercarse a la mesa y apoyar ambas manos sobre la mesa— Ni se te ocurra pensar idas a solas, todos somos un equipo. Así que o las pensamos todos o ninguno. Te conozco y sé que si te pones a pensar opciones, entrarás en un bucle y no es el día para que te pongas así. Levanta— ordena mientras me da la espalda.

—¿A dónde narices quieres ir ahora?— digo sin despegar mi vista de su espalda.

—Tienes que sacar todo aquello que tengas en la cabeza y yo también. Cinco minutos para cambiarte, ya ves como funciona esto.

Me levanto inmediatamente.

—¡Eres un tramposo de mierda!

Sé que lo dice en serio, porque siempre que alguno de los dos tenemos que deshacernos de toda la mierda que hay en nuestra cabeza, el estrés en el trabajo y las frustraciones de no conseguir resultados, hacemos lo mismo. Entrenar hasta quedar completamente vacíos por dentro, mejor dicho, hasta quedar como nuevos.

Me da igual que las prendas de deporte no peguen. Me quito los vaqueros y me pongo las mallas de deporte, tiro mi blusa y sujetador por el suelo para ponerme el deportivo. Con eso servirá, agarro las deportivas y corro con los calcetines bajando las escaleras.

Las bajo a toda prisa, resbalo por culpa de los calcetines pero gracias a la barandilla de las escaleras no acabo tirada en el suelo. Hago un sprint final y llego al gimnasio parándome en la puerta.

—Tic, Tac Blair. Los 5 kilómetros no se hacen solos.

Me siento en el suelo enfadada porque la última vez también perdí. Estoy segura de que hace trampas. No me puedo creer que este tan tranquilo sentado en el banquillo esperándome, pero descubriré su truco. Aprovechó que estaba distraída y se lo preparó todo para ganar.

Deseo OscuroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora