Capítulo 12

1.7K 173 6
                                    

Kaiden

1 Hora antes del encuentro...

Alcanzar la felicidad es algo completamente alejado de mi vida, por no decir algo totalmente imposible.

Durante mucho tiempo he estado muy seguro de que nunca me va a ser posible coger las riendas de mi vida. La posibilidad de poder escoger mi futuro y a donde quiero llegar, nunca se me fueron dadas y nunca podrá suceder .

En esta vida que me ha tocado, esos simples sueños se me arrebataron nada más nacer. Desde mi primer respiro todo estaba predestinado para mí hasta el día que me muera. Porque al final, tener poder y todo el dinero del mundo no tiene porque conllevar a ser libre y mucho menos a la felicidad.

La mafia vista desde fuera no se asemeja a lo que realmente es por dentro, muerte, sangre, sacrificio y torturas. escapar de ella es misión imposible, con unas cadenas atadas a todo tu alrededor y forjadas de tal forma, que jamás se desatarán de tí.

Las luces de mi apartamento se encuentran puestas de forma tenue, pues parte del salón donde me encuentro sentado en el sofá esta iluminado por las luces de la ciudad. Cada hogar en el que se encuentra alguien aún despierto y las luces de la calle, acompañado de la luz de la luna en mitad del cielo nocturno hacen que cualquiera se quede boquiabierto ante semejantes vistas.

Alejo mi atención de las vistas que proporciona el enorme ventanal, hacia la pantalla de mi ordenador que se encuentra encendido sobre mis piernas extendidas en el sofá. Llevo mis manos a mi rostro echando para atrás los mechones de cabello que llegan hasta mi frente.

Tengo que cortarme el pelo, pero la falta de tiempo y el escaso sueño que obtengo todas las noches, dificulta una labor tan fundamental como sencilla.

Enfoco de nuevo mis ojos hacia la pantalla del ordenador, observando aquel mapa que por tanto tiempo he tenido casi en blanco si no fuese por un punto situado en una ciudad de Francia.

Las yemas de mis dedos se mueven por el ratón cambiando la vista hacia un programa de reconocimiento a nivel global el cual tendría que haber terminado. En la pantalla aparece búsqueda terminada, le doy un click a continuar y de nuevo obtengo la misma respuesta.

Cero resultados.

En mi vida he sido paciente para muchas cosas, y para esto aún más. No entiendo el origen de esta persistencia de saber ese espacio de tiempo en donde ella ha podido estar.

Desde que la vi en Francia y desapareció, la intenté buscar por cielo y tierra, la preocupación por ella me estaba comiendo vivo. Tras una exhaustiva búsqueda de días y meses, llegué a un punto donde casi me di por vencido.

No había forma de encontrarla por mi cuenta, utilizaba los recursos de la familia borrando al completo mis huellas para que mi hermano no se diese cuenta, pero aún así no puede encontrarla. Hasta que regresó.

Pero el saber que sigue viva no es suficiente para mi, mi cabeza me insiste en que averigüe qué es lo que sucedió durante esos dos años.

Mi teléfono móvil suena, encendiéndose la pantalla y mostrando un nombre, Alexander.

No dejo que pase un segundo más, pues según lo veo y escucho mis manos ya se encuentran sobre el dispositivo para descolgarlo y llevarlo a mi oreja. No es buena idea hacer esperar a Alexander además de que quiero terminar con lo que sea que necesita cuánto antes.

—¿Tu lo sabias— le escucho preguntarme con un tono completamente serio y una voz grave.

—No se que me estás hablando— contestó sin entender la causa de su enfado.

Deseo OscuroWhere stories live. Discover now