Capítulo 13

83 4 1
                                    

Ian

Sentí unos dedos fríos recorrerme la cara hasta llegar a mi ojo empujándomelo hacia dentro, seguidos de una risa infantil.Sin abrir los ojos retuve Oliver con los brazos aprovechando que estaba inmovilizado para hacerle cosquillas.

— ¡papá para qué me voy a hacer pis!

Frené de golpe entornando los ojos haciéndole reír de nuevo

— No se te ocurra mearte en mi cama— le señale con el dedo haciendo que lo mordiera antes de bajarse corriendo en dirección a su habitación sabiendo que le iba a perseguir.

Pero la cosa no salió como esperaba cuando escuche un golpe fuerte seguido de los gritos de Oliver, lo que me hizo correr a toda velocidad sin preocuparme por calzarme o ponerme una camiseta si quiera.

— ¡Maldito niño, tienes que mirar por dónde narices vas!— escuche gritar a Antonella mientras me acercaba— ¡No tienes ni idea de lo que vale todo esto que tu has estropeado!

Fruncí el ceño al ver como mi prometida gritaba a Oliver que estaba en el suelo llorando agarrándose la rodilla que sangraba

— ¿Se puede saber que narices pasa aquí?

Ambos miraron en mi dirección cuando me escucharon

— ¡Tu hijo es un salvaje, va corriendo por todos lados sin preocuparse por nada y ha terminado chocando conmigo haciendo que se me fallera de las manos, el juego de copas de Imperial Champagnes Glass además de caerse el rodando por las escaleras!

Pasé a su lado sin hacerla ni caso intentando calmarme, no quería dejar que mi condición me controlase pero se me estaba haciendo muy difícil y más cuando me agache hacía Oliver y vi que tenía el pantalón roto y la rodilla entera sangrando, solo esperaba que no se hubiera roto nada

— Papá me duele

— Ya lo se— dije cogiéndole en brazos llevándole a la cocina, donde Anna, mi nana estaba

Cuando me vio entrar se llevó las manos a la boca antes de correr hacia la despensa donde había un botiquín equipado perfectamente.

Senté a Oliver en la encimera bajándole el pantalón con cuidado, revisando la herida. No era profunda, pero la sangre era muy aparatosa. Había a prendido a atender diferentes tipos de heridas después de méteme en peleas durante la universidad.

Terminé de curar la herida vendándolas con una venda de Iron Man que tenía especialmente para él.

Le di un beso en la frente y lo cogí en brazos dejando que apoyara su mejilla en mi hombro, había conseguido que dejara de llorar, pero sabía que estaría triste todo el día. Una vez salimos de la cocina me dirigí al salón donde Antonella escribir a toda velocidad en su teléfono. Deje a Oliver en el sofá encendiendo la tele

— Antonella, a mi despacho, ya

Salí del salón sin mirar apara dirigirme a mi habitación para ponerme un chandal, teniendo en cuenta que después de hablar con ella iría al gimnasio de la casa.

Entré en el despacho sin mirarla hasta sentarme en la silla y apoyar las manos entrelazadas sobre el escritorio, esta vez mirando fijamente.

— Voy a ser muy claro contigo Antonella, no vuelvas a llamar a mi hijo salvaje, ni nada ofensivo que se te pase por la cabeza, es un simple niño y hace cosas de niños; además de que para corregirle ya tiene un padre y una madre

— Por eso es así, por la madre que tiene

— ¡No te he dicho que hables!— di un golpe en el escritorio con la palma de la mano— ¡No te Permito que hables así de mi familia!

— ¡Ella no es tu maldita familia, solo la asquerosa que te follaste y se quedo embarazada para aprovecharse de ti, ademas yo soy tu prometida!— se dio un golpe en el pecho— ¡Yo, no ella!

Me levanté d agolpé dejando caer la silla a mi espalda

— ¡Largo de aquí!

Sentía que estaba perdiendo el control y no quería, jamás pegaría a una mujer, pero no quería arriesgarme a cometer una locura.

— ¡He dicho que largo Antonella!

Se puso de pie y salió a toda velocidad del despacho haciendo sonar sus tacones mientras corría por el pasillo hasta que se escucho el portazo de la puerta.

Me froté la cara intentando calmarme antes de abrir el cajón y sacar unos botes llenos de pastillas, para llevarme unas cuantas a la boca; odiaba tener que tomarlas me dejaban cansado y atontado.

Agarré el teléfono llevándomelo a la oreja escuchando la llamada.

— ¿Si?

— ¿puedes quedarte hoy con Oliver?— pregunté

— Sin problema hermanito, ¿todo bien?

— Si, solamente me ha surgido un inconveniente

— Tranquilo, iré ahora a por el

— Gracias Melisa, vamos hablando

No la dejé contestar cuándo colgué, no quería tener que hablar ni con ella ni con nadie ahora mismo. No sabía que el tema de Petra me seguía afectando tanto y más el hecho de que la insultaran, lo que paso no tenía que ver con nuestro hijo, él era lo mejor que nos había pasado y no me arrepentía el lo absoluto que fuera de ambos.

Pero no por eso, le perdonaba todo lo que pasó. No le perdonaría el que me engañara con mis tres amigos de la universidad, así como que intentara robarme, no lo vi venir; a pesar de que personas como Antonella me lo decían.

Ella insistía en que sabía todo eso por qué Petra era su amiga, pero según ella me lo contaba por que a mí me conocía de antes y éramos más amigos. Algo que me cuadro y me sentí un estúpido al no ver lo que mi novia hacía a mis espaldas. Confié en ella y me traicionó de la peor manera que pude, además d huir como una cobarde cuando estuvimos apunto de denunciarla por robo.

Debía de admitir que fue la peor y la mejor época de mi vida, por qué a pesar de todo seguí pensando en ella día y noches, así como tampoco tuve el valor suficiente para desacéreme de todas las cosas que tenía en mi poder y que le pertenecían, que a día de hoy seguían guardadas en un armario del despacho bajo llave.

La caricia de la ira (#3SPC)Where stories live. Discover now