Capítulo 4

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— ¿Me estas diciendo que has venido sin decir nada a nadie desde Madrid y que quieres que te ayude a ver a mi hermano?

— Sí, eso mismo

— Petra esto... Dios mío... Ian me matara por enterarme antes que el que su hijo y tu estas aquí

Escuche la voz de Gadea de fondo preguntándole qué pasaba y como él se lo explicaba.

— ¡Hola Petra!— dijo la pelirroja de fondo

— ¡Hola!

— El caso es que no tengo ni idea de como podemos solucionar esto, ósea en una semana es navidad, podrías presentarte en casa de mis padres a modo de... sorpresa

— Alan, tu familia me odia

— Si bueno, eso también es verdad, pero... Petra hay otra cosa tu sabes que...

— ¿Hola?

Miré el teléfono con el ceño fruncido, la llamada se había cortado. Unos segundos después me llegó un mensaje de Alan informándome de que había tenido un problema y que después me llamaría para seguir hablando.

La puerta de mi dormitorio se abrió dejándome ver la cabeza de Oliver asomada.

— ¿Paso algo?

Entro del todo a la habitación con su dichoso elefante mientras movía la pierna de manera nerviosa

— Tengo miedo— dijo en voz baja pero lo suficiente alto para que yo lo escuchara

— Ven aquí anda

Levante las mantas cuando corrió en mi dirección dejando que se tumbara a mi lado acurrucado, le di un beso en la frente y le abrace acariciando el pelo.

— Descansa mi amor

— Te quiero mami

— Yo también mi vida, yo también

A los pocos minutos su respiración comenzó a ralentizarse indicándome que se había dormido, me detuve a mirarle durante unos cuantos minutos; era igual que su padre, lo único que había sacado de mi eran los rizos por lo demás era una versión de Ian en miniatura, incluso su carácter.

Le di un beso en la frente arropando bien para que no se quedara frio antes de cerrar los ojos intentando conciliar el sueño, sin duda estas semanas iban a ser demasiado intensas.

(...)

Llevábamos una hora paseando por la ciudad mientras recorríamos diferentes tiendas, aproveche que aquí las cosas eran algo más baratas que en España para poder comprar ropa para Oliver, ya que crecía muy deprisa y apenas la ropa me duraba un año.

— ¡Mira mamá!

Me acerque al escaparate que miraba, en el había una pista de coches enorme, perfectamente podría ocupar su habitación entera en nuestro apartamento.

— Es preciosa cielo, pero sabes que ahora no podemos comparar eso

— Lo se

Se agarró de mi mano y seguimos caminando hasta una cafetería

— ¡Petra!— frené en seco al escuchar mi nombre y me gire con algo de temor, pero respiré aliviada al ver a Gadea sentada con otra chica en una mesa de dicha cafetería junto con dos niños.

— Hola Gadea

— No pense que nos veríamos así— dijo la pelirroja divertida— te presento a Haley es la mujer de Sander junto con su hija Maira

Miré a la adorable niña que tenía los mofletes y las manos llenos de chocolate mientras se comía un trozo de pastel

— Encantada, ella...

— Tranquila no le diré nada a Sander, espero que no te haya molestado que Gadea me contara que venías; tenía ganas de conocer a la mujer que más tiempo a soportado a Ian Black— dijo Haley divertida

— Lo se, bueno este es mi hijo Oliver

Oliver saludo algo avergonzado

— ¿Quieres un trozo de pastel?— le preguntó la pelirroja y este me miró antes de asentir

— Gracias

Se sentó en la mesa al Aldo del niño rubio, sabía de sobra de quién se trataba.

— Oliver amor, mira esta es Gadea es la mujer del tío Alan, es tu tía

Este la miró sonriente ante la mención de su tío

—Si, es cierto y este bonito rubio de aquí es tu primo Dexter

El mencionado sonrió en su dirección y siguió concentrado en comer el pastel de frutas que tenía enfrente.

me senté entre Gadea y Haley dejando a mi hijo justo enfrente mio, viendo como interactuaba con su primo y la pequeña Maira. Siempre le había gustado estar con bebes a pesar de solo ser un poco más mayor que ellos. Cuando nació el hijo de mi hermano el tenía solo tres años y lloraba cuando le quitábamos el bebé de los brazos.

— ¿Y cómo es que estáis aquí?— preguntó la castaña dando un sorbo a su café

— Digamos que ni yo misma lo se, ha sido algo espontáneo

— Y tanto, Alan casi se cae de la silla cuando le dijiste que habíais venido, tuvo que disimular he irse a otro sitio por que su hermana estaba con nosotros

Apreté los labios ante la mención de Melisa. Cuando la conocí nos hicimos buenas amigas, a pesar de ser mayor que yo; era una mujer agradable y simpática y siempre me defendía delante de su hermano cuando discutíamos, hasta que paso aquello. Todavía recuerdo sus gritos y amenazas al enterarse de lo que supuestamente yo había hecho.

— ¿Todo bien?— mire a la pelirroja que me miraba algo preocupada

— Si, solo pensaba en cosas y...

Puso su mano sobre la mía y me dio una sonrisa sincera

— No se te sientas mal, no estas sola; nosotros te creemos Petra

Por primera vez en años sentía que alguien que no fuera mi hermano me apoyaba y que de verdad me creía, incluso empecé a sentir fuerzas para plantearme si quiera la idea de hablar con Ian y evitar tener malos royos de una vez por todas.

Solo quería ser feliz, no necesitaba volver a tener nada con él, solo hacer justicia.

La caricia de la ira (#3SPC)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ