Capítulo 2

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Respiré hondo intentando contener las lagrimas, no podía venirme abajo ahora. Dejé el teléfono sobre la mesa del salón y camine a la habitación de Oliver.

Abrí la puerta lentamente para encontrarme a mi pequeño llorando en la cama, solo tenía cinco años y era el que más sufría, algo que odiaba con todo mi corazón.

Me senté a su lado y le peine el pelo pensando que me alejaría

— ¿Por qué no me quiere mami?— preguntó entre hipidos sentándose a horcajadas sobre mí recostando su cabeza en mi pecho

— ¿Quién mi amor?

— Papá— contuve las ganas de llorar y seguí acariciándole

— Jamás pienses eso de tu padre Oliver Alejandro Black Vega, tu padre te ama y te adora cariño— dije mirando sus preciosos ojos azules iguales a los de su padre, era su viva imagen— tanto el como yo te amamos, pero papá tiene una vida ajetreada y te digo yo que le encantaría verte todos los días

— ¿Y por qué no viene?

— Te prometo una cosa, estas navidades iremos a ver a papá y pasaras con el el tiempo que quieras ¿vale?— saltó de mi regazo para chillar y saltar de alegría.

Así quería verle siempre, feliz.

— ¿Y cuánto queda para navidad?— preguntó deteniendo su celebración.

— Bueno mi amor estas de suerte, por que en un dos semanas es navidad

Era una locura el viajar al otro lado del charco de esta manera tan apresurada y sin decir nada, pero lo hacía por mi pequeño. A pesar de no querer volver y todo lo malo que podría pasar estaba dispuesta a pasarlo mal por mi hijo, con tal de que fuera feliz.

— Ahora jovencito es tarde y tu mañana tienes clase

Resoplo rodando los ojos, a lo que me acerque a darle un azote suave que le hizo reírse y correr hacía la cama para taparse con las mantas.

Me acerqué y bese su cara entera.

— Descansa mi amor, te amo

— Yo también mami.

Apagué la luz y cerré la puerta. Me froté la cara mordiéndomelo el labio, ¿en qué me había metido?

Caminé al salón del pequeño apartamento en el que vivíamos, sabía que con todo el dinero que Ian me daba para el niño podría comprarme una mansión pero me negaba a utilizarlo en algo que no fuera Oliver, por eso cada céntimo lo usaba para sus cosas, ropa, el colegio, juguetes...

El resto de cosas lo pagaba yo con mi sueldo de modista, trabajaba en un restaurante como camarera. Había estudiado empresariales en la misma universidad que Ian, una de las más prestigiosas del mundo en la que conseguí una beca gracias a mis altas notas, de la que me termine graduando con honores. La empresa para la que trabajé durante cinco años me despidió cuando me quede embarazada de Oliver a pesar de que gracias a mi habían conseguido no quebrar.

Tras la llegada de Oliver me volví a estados unidos para estar cerca de Ian, pero todo se torció y me di cuenta de que no era un lugar seguro para nosotros. Al volver a Madrid mi hermano se ofreció a ayudarme con todo y acepte ya que no tenía dinero para pagar un abogado y a pesar de no ser su especialidad se encargo de todo, al tiempo empecé a trabajar en el restaurante de los padres de una de mis mejores amigas y hasta el día de hoy.

El timbre sonó por lo que abrí la puerta encontrándome a Alessio en la puerta con la corbata suelta y un Sixpack de cervezas debajo del brazo.

— Llegas en el momento indicado— dije haciendo sonreír mientras que entraba

— Mi sexto sentido de hermano me dijo que mi versión femenina me necesitaba

Rodé los ojos lanzándole un cojín

— No tienes sexto sentido— fue a decir algo pero le corté— y tampoco tenemos telepatía de mellizos

— Aburrida— canturreó alargando la i

Nos quedamos en silencio cada uno con una cerveza mirando al televisor apagado, lo más escalofriante fue cuando bebimos ala vez. De vez en cuando hacíamos o decíamos cosas iguales a la vez y daba un poco de miedo. Cuando éramos pequeños nos enfadábamos por que esas cosas nos pasaran.

A pesar de ser mellizos éramos iguales solo que el hombre y yo mujer, ambos con el pelo rizado oscuro, piel bronceada y ojos marrones; la única diferencia entre los dos aparte de yo ser mujer y el hombre era la altura y que Alessio se había dejado barba.

— Creo que la he cagado— admití sin mirarle

— ¿Con que?

— Le he prometido a Oliver que iríamos en navidad a ver a su padre

Alessio empezó a toser tras haberse atragantado con la cerveza, me levante para darle unos golpes en la espalda.

— ¡¿Te has vuelto loca?!

— Empiezo a pensar que si— me miró con reproche— es sudare Ales, no puedo alejarle de él

— Lo se, pero que venga el, tu no puedes volver allí, podría pasarte cualquier cosa y...

Le puse la mano en la boca para que se callara, pero la quite rápido cuando me chupo la palma

— Cerdo— me limpie la mano a su camisa— y no me va a pasar nada y menos a Oliver, solo serán unos días.

Se frotó las sienes antes de suspirar

— esta bien, le diré a Marisa que compre elos billetes y ....

— No nos vas a pagar el viaje— le corté— me niego

— Cállate, soy mayor que tu, tenme un respeto

— Cinco minutos imbécil, no te lo tengas tan creído

— Pues eso, el caso estate pendiente del correo le diré a Marisa que te mande todo por ahí

— Esta bien— me tiré encima de el para abrazarle como cuando éramos pequeños y me tumbaba con el en su cama por que tenía miedo— te quiero mucho Ales

— Yo también hermanita, yo también

Nos quedamos en silencio dando paso libre a todos mis pensamientos.

Volvería a ver a Ian después de dos años, pero ya lo había superado... ¿verdad?, esperaba haberlo hecho.

La caricia de la ira (#3SPC)Where stories live. Discover now