Epílogo

113 3 0
                                    

Seis meses después

— ¡Oliver ven aquí ahora mismo!

Cerré los ojos y conté hasta diez intentando calmarme.

— Que son todos esos... gritos

Miré a Ian que acaba de entrar por la puerta, su cara definitivamente era un poema

— ¿Que cojones a pasado aquí?

— Eso me gustaría saber a mi y por el amor De Dios habla bien, que están los niños

Iba a quejarse como un crio cuando se le echa la bronca, pero no llego a decir nada cuando Oliver y Clara entraron por la puerta de manera cuidadosa

— ¿Alguno de los dos me va a explicar que ha pasado aquí?— coloqué las manos en la cadera y les miré seriamente

Ian le dio un golpecito a cada uno en el culo con el bastón que utilizaba para andar haciéndoles dar un pequeño brinco

— Tu madre y tu tía os ha preguntado algo, hacer el favor de contestar ambos

— Es que... ¿salió sola la espuma?

Levante una ceja a mi hijo que sonreía como un angelito

— Osea que me estas queriendo decir que la cocina se ha llenado de espuma por arte de magia, mejor dicho ¿que el lava platos ha empezado a soltar espuma así por que si?

— ¿Clara?— dijo Ian, estaba claro que era la más débil de los dos a la hora de confesar una travesura

— Esta bien, Nos manchamos con las pinturas como nos dijiste tía Petra y para que no te dieras cuenta metimos a lavar la ropa ahí, la lavadora no sabíamos usarla y Oliver sabía como hacer funcionar el lava platos lo único que hicimos fue poner jabón para ropa

— Medio bote de jabón— dijo mi esposo, era una larga historía que implica un viaje a las vegas amigos y mucho alcohol

— No fue medio— contesto Oliver, pero no duró mucho hablando cuando su padre agarró el bote nuevo que se había comprado ayer literalmente a la mitad.

— Bien, estais castigados

— ¡No es justo!— chillaron a ala vez

— Estáis castigados por mentirosos y por no hacerme caso cuando os dije que os cambiarais de ropa para pintar, si hubieras dicho la verdad igual no so hubiera castigado; ir a buscar utensilios de limpieza quiero esta cocina y el cuarto de la coloca como los chorros de loro

Ambos se fueron refunfuñando a buscar lo que necesitaban, me acerqué a Ian que me abrazó por la cintura acercándome a su pecho.

— Eres muy sexy cuando te pones en plan mamá mandona

Le di un manotazo en el pecho y una mala mirada ganándome una risita de su parte

— Y eras tu el que quería tener más hijos— le reproche

— No quiero que Oliver se sienta solo, ambos tuvimos hermanos y no quiero que el...

— Ian tiene a sus primos y a los hijos de tus amigos que son como primos, créeme no necesita ningún hermano, no me voy a poner a buscar un bebé si llega bienvenido sea, pero si no no voy a andar llorando por los rincones.

— Esta bien mamá mandona

— Eres imposible tu y tu hijo— rodé los ojos

— Que yo recuerdo también es tu hijo— dijo besándomelas la punta de la nariz

La caricia de la ira (#3SPC)Where stories live. Discover now