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Lilith sonrió cuando William dejo un beso en sus labios.
—Estoy muy cansada —susurró la rubia tomándose las pastillas que Carlisle le había mandado—. Quiero darme una larga ducha y dormir un rato.
—Estás en todo tu derecho, cariño —dijo William—, estás creando dentro de ti a un bebé sobrenatural.
—Uno muy inquieto—concordó—no ha dejado de moverse.
—¿Y Asthon?—pregunto Andrómeda pasando alado de William.
Al rubio le cambió la expresión cuando Andrómeda pasó a su lado. A Lilith le pareció extraño, pero no dijo nada.
—En su habitación—contestó Lilith con una sonrisa.
—Iré con Sabrina, pasaré la hora de la comida con ella, así que no me esperen.
—¿Con permiso de quién, señorita?—preguntó Lilith cruzándose de brazos con una expresión de falso enojo.
—Con la del bebé —contestó Andrómeda llevándose los dedos, índice y pulgar a los costados de la frente—, ahora dice que huya porque anoche estudié mucho.
—¿Enserió?
Preguntó Lilith con una sonrisa encantada ante la alegría que Andrómeda mostraba por el bebé. Eso solo aumentaba las ganas de tener al pequeño ser que crecía dentro de ella en sus brazos.
—Sí, también dice que si repruebo Biología no fue por falta de esfuerzo.
Andrómeda salió corriendo y Lilith soltó una risa.
—Me gusta verla feliz —comentó—. Sus ojos brillan de una manera muy linda, como el sol.
William sonrió y la abrazó por la espalda.
—¿Sabes dónde está Klaus?
—No, lo vi hace rato, pero creo que salió.
William asintió.
—Voy a ir a buscarlo en lo que tomas la ducha relajante que tanto quieres. Duerme un rato, anoche la fiesta fue cansada.
—Fue muy lindo, papá está muy emocionado.
Lilith se alejó del rubio.
—No olvides que hoy tenemos la última cita con Carlisle, no dirá cuando nacerá el bebé.
