𝘊𝘢𝘱𝘪𝘵𝘶𝘭𝘰 16

918 134 15
                                    

Lilith abrió la puerta de la habitación de Asthon con cuidado, el adolescente dormía tranquilamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Lilith abrió la puerta de la habitación de Asthon con cuidado, el adolescente dormía tranquilamente.

Lilith lo arropó como si fuera un niño pequeño y dejó un beso en su frente. Salió con cuidado y se dirigió a la habitación de Andrómeda. Cuando abrió la puerta, la pequeña dragona que Andrómeda había llevado hace unos días a casa levantó la cabeza.

Las escamas doradas parecían brillar en la oscuridad de la noche. Lilith se agachó y tomo a la dragona en sus brazos, era tan pequeña que cabía a la perfección en estos.

Entro a la habitación y esquivo a Mangata que dormía en la alfombra alado de la cama de Andrómeda. Lilith se sentó en la cama y acaricio el rostro de la menor, dormía con calma. La dragona baja de los brazos de Lilith y se acurrucó en las cobijas de la cama.

La rubia se levantó y camino hacia el tocador de Andrómeda, tomó el collar con la A y salió de la habitación.

Bajo las escaleras y entró a la biblioteca de la casa, se sentó con calma en el sillón cerca de la ventana y apretó la medalla en su mano. Buscando ver algo.

Inmediatamente, su videncia la llevó a otro lugar.

Una mujer de cabello rubio y ojos verdes observo el collar que el hombre de cabello rubio le ofrecía. Lilith observo curiosa a ambos.

—No es mi cumpleaños—hablo la rubia con una sonrisa. Tenía una sonrisa preciosa.

—Lo sé, pero ahora que nuestro compromiso es oficial ante todo el mundo, quise darte un regalo.

—No debiste molestarte, Mikael. 

¿Mikael?

¿Su abuelo, Mikael?

Lilith lo observó con más cuidado y le sorprendió el parecido que Mikael de joven tenía con Asthon. Dedujo que la mujer era Elena Benet, pues era casi idéntica a Andrómeda. 

—No es molestia, es un regalo, te daré muchos, eso lo prometo.

Elena sonrió y dejó que Mikael le pusiera collar. 

—¿Una A?, ¿es de...?

—Argent, tu algún día serás la señora Argent y nuestra primera hija reinará el sur.

Elena soltó una risa y dejó un beso en los labios de su novio.

—Serás mi reina—hablo Mikael cuando se separaron—seremos poderosos y nuestros hijos serán los primeros en su especie.

—Si la luna los reconoce. 

—Cosa que pasara sin duda. Serán igual de bellos que su Madre, tendrán tu sonrisa y tus hermosos ojos color esmeralda. 

—O tus ojos azules.

—Tus ojos son más bellos que los míos, brillan como las estrellas. 

Elena acarició la cara de Mikael con delicadeza. Lucia, tan enamorada, tan ilusionada.

𝘚𝘦𝘳𝘦𝘯𝘥𝘪𝘱𝘪𝘵𝘺 | 𝘊𝘳𝘦𝘱𝘶𝘴𝘤𝘶𝘭𝘰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora