CAPÍTULO 21: MIEDO.

18 2 0
                                    

Dennis no paraba de observar a Kenia, ella parecía tener entre catorce y trece años aproximadamente.

Se veía como una muchacha inocente, y se veía menos seria que las demás mujeres que trabajaban en la casa.

—Encantado Kenia.

Ella asintió con una sonrisa discreta.

Una de las sirvientas que estaba con las demás no paraba de mirar a Kenia con intensidad, parecía querer decirle algo, pero no la quedó más remedio que aguantarse hasta encontrar el momento oportuno.

—Bueno, será mejor que nos vayamos antes de que se nos haga tarde.

Dennis abrió la puerta de la cocina que daba al salón, la dejó abierta él estando parado ahí y dijo.

—Tú primera Kenia.

Kenia miró a una de las sirvientas, luego pasó por la puerta abandonando así la cocina, Dennis fue tras ella y finalmente las sirvientas retomaron lo que estaban haciendo.

El clima estaba mejor que hace unas horas.

El cielo estaba despejado, brillaba el sol como si hace nada no hubiera pasado nada.

Dennis pulsó el botón de la llave que tenía, sonó un ruido sordo de coche.

Las luces del coche negro brillaron, haciendo un fuerte ruido que resonaba en el jardín en el que estaba estacionado.

—Espérame en ese coche, necesito hacer algo antes de irnos.

Kenia asintió, y entró en el coche que le indicó Dennis.

Ya que Dennis no tenía ni idea de quién era aquel joven con el que se toparon, ni sus intenciones, era mejor prevenir que lamentarse después.

Fue a la parte trasera de la casa, buscando a los guardaespaldas.

No le tomó mucho tiempo llegar, pues pese a que la casa era de muy alto nivel, no era tan grande como para perderse. A diferencia de la parte interna.

Los guardaespaldas estaban hablando entre ellos sobre lo que había ocurrido con Leo en el bosque, pero se detuvieron cuando vieron aparecer a Dennis.

Dennis les observó dudando de ellos, pensaba que estaban hablando de algo que no debían.

Si no, no se explicaba que ellos se callasen justo cuando él estaba apareciendo, quería preguntarles de qué hablaban, pero no tenía tiempo para eso ahora.

Debía aprovechar ahora que su jefe estaba tranquilo, antes de que mostrara su temperamento.

—Saldré durante quizás una o dos horas para cumplir las órdenes del señor, su seguridad está a vuestro cuidado.

Ellos asintieron con una cara seria, y Dennis decidió retirarse para no perder más tiempo.

Kenia estaba sentada en la parte trasera del coche, no paraba de mirar las enormes y caras casas que estaban en la residencia.

Muy diferente a otras partes del pueblo, en la que la mayoría de las casas eran de madera y nada lujosas.

Ella dejó de observarlo al ver llegar a Dennis.

Él abrió la puerta del coche, se sentó en la parte delantera, arrancó el coche, pero antes de irse de una vez giró su cabeza mirando a Kenia.

—Contaré con tus indicaciones.

Dennis la sonreía de manera inocente, a lo que Kenia respondió.

—De acuerdo.

Él se giró de nuevo, y ahora sí arrancó el coche para encontrar una farmacia.

MALDITO.Where stories live. Discover now