CAPÍTULO 10: HUIR.

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Miguel no paraba de gritar y llorar, sus lamentos de dolor resonaban en todo el bosque.

Los cazadores le miraban como si fuera un simple animal, para ellos no era más que su presa y no un ser humano como ellos.

Iván se hartó de esa ridiculez, agarró a Miguel la camisa a la fuerza, pero él se negó. Le empujó para que al menos le dejara llorar a su amigo.

Se había estado reprimiendo desde que Iván empezó a matar a cada uno de sus amigos, hasta que acabó con la vida del último.

No conseguía entender porqué les estaba pasando esto, qué mal hicieron para ser tratados de esa manera. Pero de nada servía quejarse porque él sería el siguiente en morir.

—Qué se ha creído?

Iván volvió a acercarse a Miguel, le agarró su cabello rizado estirándole.

Miguel se reprimía con todas sus fuerzas, ya no le importaba que le agarrara de esa manera, sólo no quería que le alejaran del cuerpo inerte de su amigo.

La sangre de su amigo seguía brotando, sus ojos seguían abiertos llenos de lágrimas. En su rostro se podía ver la tristeza que él sentía al morirse tan de repente, sin haber vivido por lo menos.

Como todos los refugiados él tenía limitaciones, el único mundo que conocían era ese lugar donde habían vivido toda su vida.

Ellos eran aves sin alas y enjaulados, ya que si salían o las tenían su vida peligraba.

Al igual que Leo y sus amigos él también quería salir, tener una vida normal y pacífica, pero la ignorancia y la maldad de la gente, y la codicia de los cazadores no les dieron la oportunidad.

El desdichado Miguel seguía llorando mientras aguantaba el dolor de ser sujetado de esa manera, Iván le empujó con toda su fuerza haciendo que se cayera en el suelo.

Después de que él se cayera Miguel le fulminó.

—Deja de estar llorando y haz lo que te ordeno.

Miguel le miró intensamente como si quisiera matarle, sus ojos estaban enrojecidos y seguía derramando lágrimas, apretaba sus labios y sus puños.

—Qué me vez, ah?

Miguel no le respondió, solo siguió con la intensa mirada, pareciera que en cualquier momento le iba a golpear o matar.

Iván tomó el machete que había utilizado antes y se acercó a él de una forma amenazante gritando.

—Ya veremos si seguirás mirándome así cuando ese machete te atraviese.

Cada que él se acercaba Miguel daba un paso atrás queriendo huir de él, sus compañeros se acercaron a él de inmediato.

Uno le quitó el machete mientras que el resto le sujetaban, Iván forcejeaba con ellos gritando.

—Suéltenme, mataré a ese infeliz para que deje de mirarme así.

Sus compañeros le seguían agarrando para que se detuviera, como él insistía en querer matar a Miguel en ese preciso momento, a Samuel no le quedó más remedio que intervenir.

—Si le matas no podrás encontrar a quien mató a tu hermano, él es el único que sabe quién fue.

Al oír eso Iván se calmó, dejó de forcejear y gritar.

Samuel respiró aliviado, los demás dejaron de sujetarle. Finalmente Iván se tranquilizó y actuó con cabeza fría.

Dejó de lado las ganas que tenía de matar a Miguel y se acercó a él, ya un poco más calmado.

MALDITO.Where stories live. Discover now