CAPÍTULO 8: BELLAS DURMIENTES.

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El señor que vió a Miguel y sus compañeros en el bosque le explicó a los cazadores que les vió, aunque lo dijo de una forma un tanto extraña.

—Cuando estaba volviendo de la caza...vi a unos fantasmas adentrándose en el bosque... cuando los noté salí corriendo de ahí.

El señor estaba temblando con una cara pálida, ni si quiera trajo lo que había cazado, así de asustado estaba.

La aldea estaba un poco alejada de la ciudad, la carretera no era como de las ciudades.

Tenía polvo y baches así como el patio donde jugaba Leo y los del refugio, tampoco tenía luces.

Le rodeaba los árboles y el bosque, las casas del lugar eran de madera y algunas parecían estar a punto de caer.

Los aldeanos que le estaban escuchando se veían aterrados, algunos estaban susurrando, mientras que algunas mujeres les decían a sus hijos que se metieran en la casa, ya que según ellas era peligroso.

Rodearon al señor, escuchando lo que había visto. Viendo su cara de terror, ellos también comenzaron a pensar lo peor.

Los cazadores se miraron entre sí, al oír la descripción que les dió el señor se dieron cuenta que eran personas albinas.

Pese a que no dió tantos detalles, con describir su color de piel, ojos y cabello fue suficiente para asumir que lo eran.

—Puede llevarnos al lugar donde vió los fantasmas?

—Qué, está loco? No regreso a ese bosque ni muerto.

Con ver a esos fantasmas una vez era más suficiente para el señor, no quería volver a verlos ni en pintura.

Sus nervios no cesaban y estaba sudando por el terror que le causaba recordar lo que vió.

Uno de los cazadores sacó de su bolsillo una billetera, de ahí quitó unos cuantos billetes de dinero que tenía dentro, y se lo mostró al señor que se negaba a acompañarlos.

—Si nos lleva a ese lugar podrá ganarse un buen dinero.

Los aldeanos que les estaban rodeando fulminaron los billetes que tenía el cazador, deseaban haber visto a los fantasmas para ellos poder ganarse un dinero fácil.

El señor se quedó helado por unos instantes pensando en la oferta, hasta que dijo.

—Si aumenta la oferta podría hacerlo.

El cazador sonrió sutilmente pensando para sí mismo "con el dinero baila el perro", después le entregó los billetes.

—Nos vamos?

El señor asintió.

Él junto con el resto de los cazadores fueron al último lugar donde vieron a Miguel y compañía.

Cuando llegaron a dicho lugar no hubo rastro de ellos.

El hermano mayor del alfa que mató Sara chasqueó los dientes, después golpeó un árbol gritando.

—Mierda.

El fuerte grito resonó en todo el bosque, incluso el señor que les indicó el camino se alteró.

—Ya les mostré el bosque así que me retiraré.

Los cazadores asintieron, luego él se alejó del bosque volviendo a su aldea.

Ahora estaba más feliz y ya no le importaba haber perdido lo que había cazado, había tenido suerte de toparse con unos "fantasmas" ya que gracias a eso consiguió dinero para meses.

Silbaba y tarareaba una canción por lo alegre que estaba, contando el dinero que había conseguido, mientras se alejaba cada vez más del bosque oscuro.

MALDITO.Where stories live. Discover now