CAPÍTULO 5: HUÍDA.

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La mirada inquietante del cazador asustó tanto a Leo que las lágrimas empezaron a brotar con más intensidad.

Leo bajó la cabeza evitando su mirada, agarrando la camisa de su madre que aún temblaba a causa del celo, poniéndose en frente para protegerlo mientras su hermana les protegía a ellos.

Sara fulminó al cazador mientras le amenazaba con una voz fría y tenebrosa.

—Si sabes qué tipo de alfa soy, deberías correr por tu vida.

Saliva estaba empezando a escaparse de su boca, gruñendo al cazador como una bestia a punto de atacar.

—Basta de charla.

Las amenazas de Sara fueron inútil en él, ya que se mofaba de ella y se puso en posición de ataque con su machete.

No apartó su mirada de Leo y su madre, tampoco de Sara.

Era como si estuviera escaneando los movimientos de sus presas, preparándose para atacar en cualquier momento.

Sara notó eso al instante por lo que le ordenó a Leo que seguía asustado.

—Leo saca a madre de aquí y escóndete.

Cuando Sara dió tal orden no apartó su mirada del cazador, puesto que él era alfa ella no podía bajar la guardia.

Todavía Leo estaba aterrorizado pero al ver a su madre en un estado tan vulnerable, decidió tragarse su miedo y obedecer.

—Vale.

Leo sujetó a su mamá con toda la fuerza que tenía aunque era poca. Le puso en su espalda y fue arrastrándole hasta esconderse tras un enorme árbol de Ceiba.

Cuando ya estuvieron escondidos detrás del árbol, Sara intensificó sus feromonas para confundir al enemigo.

La fuerza e intensidad de sus feromonas podría matar a alguien sólo con percibirlo, ya que expulsaba feromonas tóxicas que sólo afectaba al enemigo .

Sin embargo tenía dos funciones a la vez, el de lastimar al enemigo y el de proteger a los seres queridos, esta función de las feromonas era muy difícil.

Uno tenía que tener bajo control las feromonas y poder manejarlo a su antojo, como Sara era una alfa muy dominante podía conseguirlo.

De esa manera desorientaba al enemigo, mientras que a la vez protegía a Leo y su madre haciéndolos sentir cómodos y seguros.

Sara cambió su cara por completo, de tener una cara seria pero gentil a tener una cara fría espeluznante y sombría.

Se puso en posición para atacar, sus garras crecieron aún más, la saliva brotaba, gruñendo, mirando fijamente al enemigo.

El cazador se puso en posición, apretó con más fuerza su machete mostrando una sonrisa de impaciencia, correspondiendo a la mirada de amenaza de Sara.

Cuando los dos parpadearon a la vez fue como una señal ya que ambos lo vieron así.

Sara se abalanzó sobre el cazador, él hizo lo mismo intentado cortarla en pedazos con el machete que tenía.

Se balanceó para cortar la cabeza de Sara directamente, pero para su desgracia los reflejos de ella eran muy buenos.

Ella lo esquivó y arañó al cazador en su brazo con sus afiladas y largas garras.

Pese a que Sara le había arañado, la herida sólo era superficial. El cazador se apartó de inmediato para estar seguro.

Sara hizo lo mismo, ambos se miraron desde lejos a punto de atacarse de nuevo.

MALDITO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora