CAPÍTULO 18: DESMAYO.

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Héctor y su gente no entendían qué estaba murmurando Leo, pero sí pudieron notar el gran dolor que sentía.

Su grito desgarrador bajo la repentina lluvia era suficiente prueba de ello.

Leo no paraba de llorar, y golpear el suelo mientras murmuraba.

—Mami... Sara...por favor noooooo.

Los ojos de Leo estaban llenos de lágrimas y del agua de la lluvia.

Por alguna extraña razón el aspecto y dolor de Leo afectaba a Héctor, era como si sintiera empatía por este joven desconocido.

Cosa bastante rara, considerando cómo era.

Él no lograba entender qué era este sentimiento extraño y desconocido para él.

El pecho le dolía, quería estar en el lugar de Leo y sentir todo lo que le estaba matando por dentro, a cambio de que él fuera feliz y no sufriera.

No le importaba sacrificarse con tal de que Leo no estuviera de esta manera, sino que fuera feliz.

Porqué quería él ponerse en su lugar si apenas le conocía?

Qué demonios le ocurría?

Leo comenzó a ver todo borroso hasta que sólo vió oscuridad, su cuerpo le resultaba pesado, y sin que se diera cuenta dejó caer su cuerpo en el sucio y mojado suelo.

Después de caerse en el suelo, cerró sus ojos.

Héctor le sujetó la cabeza.

—Joven despierta...despierta.

Le movía la cabeza para se despertara pero sin éxito, colocó sus dedos en su cuello intentando averiguar su pulso, cuando lo hizo su cara se puso pálida.

Miró a sus guardaespaldas con cara de pánico.

—Tiene el pulso débil, debe verle un médico de inmediato.

Sus guardaespaldas asintieron.

Héctor cargó a Leo en brazos, y al final abandonaron este bosque desconocido en busca de ayuda médica.

Dennis junto con los demás guardaespaldas que le acompañaban decidieron meterse en el coche cuando se puso a llover, y optaron por esperar a Héctor dentro.

Era mejor eso que quedarse bajo la lluvia.

Capaz pescaban un resfriado, y no estaban para eso. Su prioridad era cuidar y proteger de su jefe.

Si no fuera por ese joven que se toparon ahora estarían en su nueva villa, cómodos sin tener que pasar por toda esta situación.

Porqué demonios tuvieron que toparse con este extraño joven?

Dennis no paraba de maldecir a Leo, si no fuera por él no estarían en esta situación.

No entendía qué demonios le pasaba a su jefe, qué tenía en la cabeza o en qué estaba pensando.

Porqué de la nada le dió por ser compasivo con un desconocido cuando no lo era ni con conocidos, menos con sus fanáticos?

Esto le resultaba muy extraño.

Golpeó el volante del coche para desahogar su frustración, luego miró el cielo nublado, dándose cuenta que la lluvia no parecía querer terminar.

Esta lluvia era su nueva preocupación.

Qué pasaría si su jefe se resfriara?

—Maldición.

Volvió a golpear el volante del coche.

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