CAPÍTULO 26: EL NOMBRE DEL DESCONOCIDO.

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Cuando Kenia salió de la habitación después de lo que habló con los señores, por fin pudo suspirar de alivio.

Todavía estaba un poco nerviosa, nunca se imaginó que vería a una persona albina real con sus propios ojos.

Se golpeó las mejillas para despertar, y al final fue a la cocina ya que su tía parecía preguntar por ella.

Las sirvientas estaban acomodando todo lo que habían preparado para el desayuno, y ahora estaban limpiando el lugar.

En el momento que la tía vió a Kenia entrar por la puerta se secó las manos, y dejó el trapo encima de la encimera.

—En dónde demonios te metiste, sabes lo preocupada que estaba?

Se acercó a su sobrina, la agarró la oreja y lo apretujó con fuerza.

—Ay ay tía, me haces daño.

Kenia agarraba la mano de su tía para que ya no la siguiera haciendo daño, mientras se quejaba del dolor.

—Eso es para que aprendas a no preocuparme.
Qué demonios le estabas enseñando al señor que te estaba haciendo tardar tanto?

La pobre Kenia seguía batallando para que su tía no la hiciera daño, aunque no la servía de mucho, pues su tía era más fuerte y grande que ella.

—Solo le acompañé a comprar medicinas, ay para ya por favor.

Las demás sirvientas seguían haciendo su trabajo, restándole importancia a lo que estaba pasando.

Aunque a algunas les resultaba divertida la escena, al menos las relajaba por lo que ya no estaban tan tensas.

—No vuelvas a tardarte así, qué crees que me pasará si algo malo te ocurre? No quiero problemas con tu madre, o de lo contrario no volverás a este lugar, queda claro?

Al final la tía dejó libre a su oreja.

—Está bien tía.

Se masajeó su oreja adolorida, haciendo pucheros.

Su tía suspiró de alivio.

—Más te vale que me hagas caso, ahora ayúdame a limpiar todo esto.

La entregó una esponja para lavar platos, entre tanto su tía se puso a cortar la fruta para el desayuno.

—Además de acompañarle en la farmacia, qué más hicisteis para tardar tanto? —preguntó una de las sirvientas.

Ella al igual que las demás, les daba curiosidad saber de qué habían estado hablando, o qué habían estado haciendo para tardar tanto.

—Pues nada lo normal, le estaba diciendo cosas del país. Como lugares para hacer turismo, las compras, las costumbres de aquí...ya sabes lo normal.

Mientras le explicaba a la sirvienta lo que la hizo demorarse tanto, desviaba sus ojos para no mirarla directamente.

Capaz se daban cuenta que no les estaba contando la verdad, por lo que era mejor desviar sus ojos.

También movía su boca sin parar de lavar los platos que le ordenó su tía.

—Mmmm, así que de eso habéis hablado eehh.

La sirvienta no estaba segura de si lo que decía Kenia era cierto o no, pero tampoco había razón para dudar. Así que solo siguió poniendo todo en orden.

—Ya está listo el desayuno Sandra, qué hacemos le avisamos al señor o esperamos?

Sandra observó todo el desayuno que habían preparado, pensaba si avisarle a Dennis o esperar.

MALDITO.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora