Capítulo 29

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  El bunker se convirtió en su único lugar seguro, pues, luego de un ataque a plena luz del día en su mansión, donde se perdieron alrededor de cinco vidas de los guardias y hombres que cuidaban de Bangtan, su líder decidió que debían resguardarse.

La mafia Min poco a poco perdía fuerza dentro de Corea, cada vez tenían menos territorios dentro de su dominio, y sus hombres caían uno a uno todos los días, tanto que, si la situación seguía de esa manera, las cabezas dentro de aquella organización, predecían que, en el próximo año, serian historia. Pero nadie los culpaba, o quizá no todos lo hacían, pues nada volvió a ser lo mismo desde esa noche. Se había perdido la esperanza, la vida dentro de sus lideres quienes cayeron en picada a una depresión donde difícilmente se podía salir.

No les importó perder sus últimos almacenes en los ataques una semana después de la sepulcro del menor, y de no ser por el grupo que lideraba Choi Soobin, habrían perdido también el almacén de Seúl, fue el único que tuvieron en pie por algunas semanas, pues Ilsan no resistió un tercer ataque y el de Daegu fue tomado dos días después de los primeros ataques, sin embargo, nuevamente gracias a Soobin y su equipo, recuperaron aquel almacén junto al de Busan, seguido de otros dos pequeños en las costas y uno más en las fronteras con Corea del Norte.

Los días que Yoongi recibió tales noticias, le pegó una oleada de esperanza, y la trasmitió hacia sus miembros en un intento de comunicarles que quizá no todo estaba perdido y tenían oportunidad de seguir con el negocio. La euforia y felicidad les duró al menos una semana, pues después se cumplió un mes de la muerte de Jungkook y ese mismo día sucedió el ataque a la mansión, mientras regresaban de visitar su tumba.

Luego todo volvió a ese vacío emocional y era justo donde se encontraba Yoongi en ese momento.

El trago le supo amargo, era la décima copa ese día, ya ni siquiera le sorprendía, hacía años que no le sabia dulce, y después simplemente se acostumbró a ello.

La puerta de la habitación donde bebía se abrió, quien quiera que fuera, no se tomó la molestia de llamar antes, pero la verdad no le importaba, cada vez le importaban menos cosas.

—Malas noticias.

Yoongi no tuvo que voltear para saber de quien se trataba, la voz gruesa y el ruido de las pisadas podía reconocerlos tan fácil como volver a darle un trago a su copa y recargarse en la barra del mini bar de la habitación.

—Es lo único hemos estado recibiendo últimamente, Namjoon— dijo sin interés el peli-negro, Namjoon lo encaró justo cuando la mueca de su cara por el trago desaparecía—. Dime que es esta vez, ¿veinte muertos? ¿desapareció otro cargamento de armas cuando llegaban de Rusia? ¿perdimos ahora si todos los almacenes?

Namjoon le daba una mirada dura. A veces odiaba tanto a su líder, sobre todo cuando parecía que nada le importaba y solo quería ahogar sus penas, deberes y deslindarse de sus obligaciones como líder en el alcohol.

Negando, Namjoon le respondió con voz demandante y firme.

—Anoche Taehyun y Kai notaron que un auto rondó por la carretera al menos cinco veces.

Entonces la cara de Yoongi mostró por fin un toque de preocupación.

—Tranquilo— soltó en seguida el más alto—, no encontraron el camino de terracería hacia acá.

Yoongi dejó caer en señal de alivio los hombros que anteriormente levantó y dijo.

—Entonces no hay que preocuparse— soltó sin interés y se dispuso a seguir bebiendo.

Calm, Kitty. (Diki)Where stories live. Discover now