La Prueba

La prueba del Príncipe

Darien no vió venir la esfera que le lanzó Marianne, no pudo detenerla y mucho menos esquivarla, solo sintió como era llevado a otra dimensión, mientras su cuerpo caía en un sueño profundo, al despertar se sintió descansado, continuaba un poco adormilado cuando una voz muy conocida habló

– Bienvenido a tu batalla Endymión – el príncipe se asombró al ver al hombre que le hablaba ¿cómo era posible que estuviera ahí?

– ¿Andrew? ¿Qué haces acá? – preguntó desconcertado, el joven rubio sonrió

– No soy tu amigo, solo tomé su forma para acompañarte en este viaje que has de tomar

– No entiendo nada – pronto se intranquilizó al pensar en su princesa – ¿dónde está Serena? La iban atacar, Marianne al fin era una enemiga debo protegerla

– Todos deben librar una lucha para llegar a la princesa, debes iniciar la tuya

– ¿Contra quién debo batallar? ¿Contra ti? – el guía en forma de Andrew de nuevo sonrió

– Contra tu peor enemigo – fue lo último que dijo antes de desaparecer, Darien no alcanzó a replicar, quedó solo y al fin pudo detallar bien que se encontraba en un lugar muy conocido para él, caminó por los pasillos del lugar y pudo ver su reflejo en un espejo, tenía la vestimenta del príncipe Endymion

– Estoy en el antiguo reino de la Tierra – se dijo asi mismo, pronto muchos recuerdos vinieron a su cabeza el principal ella... enamorarse de la princesa prohibida, el despertar de Metalia y perder la vida por la dueña de su corazón, nada había salido bien en ese entonces, anhelaba poder corregir todos esos errores y tener una vida plena y larga junto a Serena,

no veia la hora de hacerla su esposa, comenzar un camino junto a ella, esperar a Rini, esa pequeña dama que desde ya había robado su corazón, estaba sumergido en sus pensamientos cuando alguien habló

– ¿Estás dispuesto a luchar por ella? – de nuevo esa voz... pensó el príncipe – así es, yo tu de nuevo – habló otra vez, pronto otro príncipe Endymion apareció frente a Darien, pero su uniforme era completamente negro y lo principal, no tenía rostro

– ¿Qué eres? – preguntó Darien en modo de batalla

– Tu peor enemigo, futuro rey Endymion – terminada la frase, se lanzó contra Darien con una espada negra, la rápida acción del príncipe terrestre logró evitar el ataque directo con su propia espada, de un momento a otro se encontraban en una fuerte lucha en medio de golpes y enfrentamientos con espadas que lanzaban chispas, era muy raro pues ambos conocían muy bien la técnica de cada uno, era como luchar contra su propio reflejo, cada ataque, cada movimiento se podría evitar con una rápida acción pero algo no pudo prevenir Darien, algo que él no había desarrollado muy bien, su oponente hizo salir de su mano un rayo dorado muy fuerte que hizo mover una columna caida cercana a ellos golpeando al futuro rey, su cuerpo cayó al suelo muy lastimado y como si fuera poco su oponente no tuvo misericordia, aprovechó el momento para golpearlo más y más, desveneciendo las fuerzas del amor de la princesa de la Luna. Cuando Darien no tuvo más fuerza, su enemigo lo tomó por los cabellos y levantó su rostro para que observara un lugar específico, en ese momento se proyectó la batalla que estaba librando Sailor Moon contra un ente sin rostro, se veía que luchaba de forma feroz y sin miedo

– Una princesa como ella merece a alguien muy fuerte a su lado, no a alguien que no ha desarrollado todo su poder, merece un verdadero príncipe – en ese momento Darien veía como Serena era golpeada por el ente, perdía su fuerza y era atacada

– ¡Serena! – gritó el príncipe – se soltó del agarre de su enemigo y lo golpeó tan duro que lo derribó, comenzó a correr en dirección de su princesa no le importó que pudiera recibir un ataque por la espalda, solo quería llegar a ella, pero fue ahí que el suelo comenzó a caer, no encontraba el camino que lo dirigiera hacia el amor de su vida, estaba desesperado viendo a Serena caer en las garras de su oponente – espérame amor por favor, no te rindas – iba dispuesto a saltar para encontrar la forma de llegar a su novia, sintió que algo se enredaba en sus piernas y brazos dejándolo atrapado, cuando observó detenidamente eran unas enredaderas con espinas que lastimaban todo su cuerpo, todas eran manejadas por su reflejo enemigo