Prometo

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Todo había sucedido tal cual como Hotaru lo indicó, primero ingresaron a la casa de Serena para chequear su presión tal cual como Darien le había enseñado a la pelinegra, supervisó que tomara los medicamentos que el Dr. le había recetado y mientras la rubia se cambiaba para salir, la chica de ojos púrpura convenció a su novio a punta de besos de conseguir el permiso para que la princesa de la Luna pudiera asistir a la cita con su novio sin que sus padres se molestaran, podia ser ya toda una mujer pero siempre una bebé para los ojos de Kenji.

– ¿Lista princesa? – preguntó Hotaru ingresando a la habitación de la joven, la cual se estaba peinando armándose sus característicos chonguitos, en la cama se encontraba su gatita Luna – es hora de irnos

– Me alegra mucho que puedas salir Serena, deseo que sea una noche espléndida – mencionó la gata, cuídala mucho por favor Hotaru

– No te preocupes que lo haré – expresó la sailor de la destrucción antes de llevarse a Serena

El spa era maravilloso, Darien conocía muy bien a su novia y estar sola en todo este proceso no le hubiese gustado así que la reserva era para Tsukino–Tomoe. Tuvieron un masaje relajante corporal y facial, se sumergieron en una tina de exquisitas esencias y finalizaron con un nutritivo almuerzo. Terminada la sesión en el lugar se dirigieron a una tienda de ropa exclusiva donde una asesora de modas la esperaba para ayudarla a escoger un atuendo para su cita.

– Bienvenida señoria Tsukino, el doctor Chiba nos encargó cuidarla como si fuera de la realeza porque usted es su princesa, mi nombre es Monique y estaré encanta en arreglarla para su cuento de hadas.

Serena quedó encantada en la atención de la elegante mujer que parecía feliz al vestirla con diferentes modelos, hasta que encotraron el atuendo perfecto. Monique, Hotaru y Serena estuvieron de acuerdo que el vestido de color rojo pasión, con corte largo debajo de las rodillas y escote recto era perfecto, se ceñia perfectamente a las curvas de la mujer y derrochaba sutileza y sensualidad.

Se despidieron de la vendedora, quien deseó a la rubia toda la suerte del mundo para su reunión en la noche, Serena le dió un abrazo y agradeció toda su atención, de ahí pasaron a su siguiente lugar, el salón de belleza, mientras estaban ahí Hotaru preguntó una inquietud que tenía.

–Sere ¿puedo preguntarte algo?

– Claro que puedes

– Es que no quiero que creas que soy chismosa, pero es algo relacionado a la nota de la invitación que envió el príncipe – dijo sonrojada la jovencita

– No veo el por qué considerarte una chismosa cuando solo has ayudado a Darien a darme un gran día – respondió Serena muy tranquila brindando la confianza que Hotaru necesitaba

– En la nota dice, en el último piso del castillo ¿por qué le dicen así?

– Puedo ver tu confusión – dijo Serena muy sonriente – hace unos años le dije a Darien que el edificio donde el vivía era un castillo porque ahí vivía mi príncipe y que si por mi fuera escalaría hasta al último piso de esa torre solo por besarlo, a el definitivamente le gustó mucho esa historia, un día me llegó una nota que decía: "escala hasta el último piso del castillo para liberar a tu príncipe" sin duda alguna llegué ahí, era como entrar a un lugar que nunca había visto, estaba lleno de antorchas que calentaban la helada noche, varias decoraciones con flores en recipientes de vidrio preciosos, había un camino de pétalos que me dirigían a un hombre encadenado, en sus cadenas habían palabras como: soledad, tristeza, amargura. Me pidió besarlo y cuando lo hice esas cadenas caían poco a poco, cuando nuestro beso terminó me dijo "me liberaste de todo eso que me ataba princesa, te amo" – pausó un momento y continuó hablando – Darien no ha tenido una vida muy fácil, perdió a sus padres muy niño y siempre se había sentido solo, con ese acto me dió a entender que yo rompia todo eso que lo ataba, que era mío y obviamente yo suya – ya en ese momento los ojos de Hotaru estaban llenos de lágrimas sin derramar conmovida por el amor de sus príncipes.

La PruebaWhere stories live. Discover now