Hablemos

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La luz del sol se filtraba por la habitación de dos amantes que dormían plácidamente, Serena despertó poco a poco, los recuerdos del día y noche anterior se formaron en una sonrisa, de verdad amaba a Darien Chiba no por algo que estipulaba una vida pasada o porque tenían un futuro seguro, lo amaba por lo que era ahora. La rubia quiso salir sutilmente de la cama para no despertar a su novio pero antes de lograr su objetivo el brazo del hombre pasó por su cintura y la regresó a su lado.

– ¿A dónde vas sin mi? – preguntó somnoliento – ¿te ibas a escapar?

– jajaja, claro que no – respondió risueña – quería hacerte tu café, se que adoras despertar con una taza bien caliente para comenzar el día

– Prefiero comenzar el día contigo en brazos princesa – dijo besando su cuello

– Pues siento declinar su propuesta Dr Chiba, le recuerdo que debe ir a trabajar

–No, no tengo – contestó soriendo y con suaves besos en el rostro de la rubia – una de las ventajas de tener una novia tan dulce y que adoran en mi lugar de trabajo es que me ayudan a cuidarla cuando está enferma, no sé como lo haces pero alguien tan serio como es la Dra. Nakamura me llamó ayer para saber cómo seguías, le conté lo que dijo el Dr. Sato, que debías descansar y que yo anhelaba consentirte así que de una armó un cronograma nuevo para tener el día de hoy libre. Soy completamente suyo señorita Tsukino

– Eso me gusta mucho señor Chiba – dijo antes de iniciar un interminable beso sin detenerse si quiera para tomar aire, la pasión se encendió de nuevo en la habitación, si la felicidad tuviera lugar alguno definitivamente sería en los brazos, suspiros y gemidos de su mujer pensó Darien.

Salir de la cama y la ducha fue un reto para los dos, pero algo debían de comer, y la rubia estaba realmente hambrienta, para su sorpresa Hotaru y Darien no solo habían pensado en el ayer, tenía una maleta lista con ropa para el día de hoy. Desayunaron entre besos y muchos te quiero, Serena sentía que no podía pedir nada más, que todo era realmente perfecto con el amor de su vida, pero le faltaba hablar con las chicas.

– ¿Darien?

– Dime princesa – los dos estaban acostados en el sofá abrazados

– Quiero ver a las chicas, no he podido hablar con ellas desde el día de la dichosa reunión ¿podrías acompañarme a verlas? – hizo un puchero para conseguir lo que deseaba

– Claro que si, ellas no sabían que estuviste enferma – habló acariciando los cabellos de su novia – se enteraron hace poco y no estaban nada contentas por saberlo tan tarde, es mejor que ellas te cuenten lo que sucedió – Serena se quedó pensativa ¿por qué no le hablaron ayer? ¿que pasó, que debería hablar con ellas? – calma esa cabecita princesa – le dijo Darien besando su frente – no te hablaron porque por mensajes les dije que quería tenerte solo para mí ayer

– Eres un brujo príncipe mío – sonrío de forma coqueta

– La bruja eres tu que me has hechizado – dijo besando a su novia pero de un momento a otro paró el enlace y cambió su rostro por uno más serio – Sere, yo también tengo que hablar con mi mejor amigo, debo pedirle disculpas

– ¿Por qué? ¿qué pasó con Andrew?

– Me porté muy mal con él, cuando supe que el fue quien te llevó al hospital junto a tu familia me llené de celos, creí que no me había avisado sobre tu enfermedad, me sentí traicionado – los dos se sentaron y Darien tapó su rostro con sus manos – soy un verdadero idiota.

– Si que lo eres mi amor – sonrió Serena – perdóname no darte ánimos en esto pero... Andrew siempre ha sido tu mejor amigo, y es tu trabajo el que los tiene distanciados, creo que se acercó más a mi para saber como estabas, porque te extraña – la rubia tomó el rostro de su novio y le dijo – todos nos equivocamos lo importante es reconocerlo ¿vamos a ver a tu amigo?

La PruebaWhere stories live. Discover now