Del cielo al infierno.

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Los días habían pasado y no tenía noticias de Serena, los dos primeros días su orgullo y enojo habían evitado comunicarse con ella, nunca habían discutido de esa forma, el único tiempo que estuvieron separados sin hablar fue cuando el Rey Endymion había enviado esos sueños, aunque pensándolo bien ni aún así la rabia los había alejado, el se distanció por precacuión y ella siempre luchó por volver a su lado, cuando Darien pensó en todas las veces que Serena nunca se rindió por su relación, aunque el la trató mal o le quiso dar celos su molestia desapareció y se encontraba dispuesto a buscarla para poder hablar, tenerla en sus brazos y sobre todo amarla, pero para su mala suerte el trabajo en el hospital se había triplicado, era como si el mundo se hubiese confabulado para no dejarle ni un espacio libre para ir por su princesa, le avisaron que dos colegas estaban enfermos y tuvo que suplir sus turnos, el tiempo de descanso lo tomaba para dormir un poco, razón por la cual jamás revisó su celular. Cuando creía que no podía aguantar más jornadas tan extensas, llegó la ayuda que tanto esperaba.

– Darien Chiba, pero que gusto verte – habló una mujer castaña

– ¿Saori? – preguntó un confuso pelinegro – ¿pero qué haces acá? Perdón si soné grosero, pero creí que estabas aplicando a la policía

– Es cierto, pero al final regresé a medicina, tuve una muy buena influencia para volver – sonrió hacía el joven – estoy acá para ayudarte, se que te ha tocado muy pesado estos días, intenté informarte por mensajes de texto que te vería acá pero jamás los viste.

– ¡Mi celular! – habló sorprendido – la verdad desde que llegaron los turnos extras no lo he visto y por el tiempo que ha transcurrido me imagino que ya se quedó sin carga, han sido días de locura

– Se te nota muy cansado, podemos hacer algo, ve a dormir un poco en las zonas de descanso para los médicos, te das una buena ducha y vuelves para seguir trabajando, con ese aspecto y agobio no lograrás mucho yo te cubro mientras tanto ¿te parece?

– Me parece, muchas gracias Saori te veo en un rato – Darien no dudó ni un segundo, sabía que la mujer era capaz con todo y se dirigió primero a su consultorio a revisar el celular, la última vez que lo vió fue tres días atrás, como lo imaginó estaba sin batería así que procedió a dejarlo cargando, después tomó una larga siesta la necesitaba con urgencia, pudo dormir como un bebé durante 3 horas seguidas, en sus sueños podía verse con una princesa de rubios cabellos y ojos celestes que le decía te amo dulcemente, cuando el despertador lo sacó de su mundo de fantasía de nuevo pensó en Serena, ella tampoco lo había buscado, era costumbre que si él no contestaba el celular, la rubia pasara por el hospital a dejarle alimentos, ropa pero lo más importante un beso de amor. Se sintió triste al pensar que ella se habia alejado y se dió una larga ducha que lo reanimó para continuar su labor.

Al volver con Saori, ella se encontraba en recepción entegando unos informes clínicos, al verlo no pudo evitar el sonrojo en su rostro, definitivamente ese hombre le gustaba mucho desde hace tiempo y eso no había cambiado.

– Veo que te sientes mucho mejor, estás mas guapo y activo Darien

– Gracias por el cumplido Saori, de verdad necesitaba dormir y una ducha larga me siento en el cielo.

– Todavía no has hecho todo lo que deberías para volver al turno con energía

– ¿Qué falta? – preguntó un confuso Darien

– Comer Dr. Chiba, vamos te invito a la cafetería tienen un delicioso pollo con verduras, algo muy saludable y exqusito

– Es cierto, no recuerdo la última vez que comí, acepto la invitación, pero yo pago, estos días han sido una locura y me has brindado una gran ayuda hoy al darme un tiempo de descanso, debo agradecértelo de algún modo y no hay excusas para eso

La PruebaWhere stories live. Discover now