28. Desvanecer

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Caitlyn

Todos aguardábamos afuera de la habitación que William había dicho, vió entrar a mi hermana, pasaron los minutos en los me desesperaba no saber nada y sabía que así estábamos todos.

Al cabo de unos minutos que parecieron eternos, la puerta se abrió y el equipo de enfermeros empezó a salir, todos luciendo cabizbajos sin decir palabra alguna.

Mi mirada chocó con la de William y me imaginé lo peor.

— Oigan, ¿qué sucede? No se pueden ir sin decirnos qué pasa. — Detiene a una de las enfermeras que van saliendo. — Por favor... — Su voz sale entrecortada.

— Lo siento mucho. — Es lo único que dice antes de marcharse cabizbaja.

Yo me mantengo en un estado de shock negándome a creer que algo le pudo haber pasado a mi hermana, tomo mi cabeza entre mis manos y no me permito derramar las lágrimas acumuladas en mis ojos porque ella, ella estaba bien.

Sí, ella está bien, levanto la cabeza esbozando una sonrisa, ella estaba bien al igual que mi sobrino.

— Cait... — Mi padre se arrodilla frente a mí y toma mi mano entre las suyas. — Yo sé que esto...

— No, papá. — Lo corto y le sonrío. — Ella está bien papá, solo está muy cansada pero ella está bien.

Limpio las lágrimas que intentan deslizarse por mi rostro y levanto la mirada al ver al doctor salir de la habitación.

— ¿Ustedes son los familiares de la señorita? — Cuestiona en una mueca el señor de mediana edad.

— Así es. — Contesta Cassandra.

— Lamento informarles que la chica ha fallecido. — Sus palabras me roban el aire y yo niego repetidamente con la cabeza.

— Usted está equivocado, ella solo está muy cansada. — Niego y aparto las estúpidas lágrimas que me nublan la vista.

— Realizaremos una cesárea para sacar el cadáver del feto. — Resopló. — Pueden pasar a verla si desean.

— ¡Ah! — El grito desgarrador de William me sobresaltan y lo veo a desaparecer por el pasillo.

— Cait. — Harry se acerca a mí y su rostro lucía afligido.

— Ve con William. — Él se resistió a la idea de dejarme pero con un asentimiento por parte de mi padre fue tras el rubio.

— Lo lamento mucho. — El doctor se dirige a otro lado y lo veo entrar por alguna puerta.

Mientras sigo observando el impoluto suelo blanco, deseando que todo esto sea solo un mal sueño.

— Cait... Cait... — Aquella voz se escuchaba tan lejana y me negaba a salir de mi trance porque mi realidad era una mierda.

La cara sonriente de mi hermana aparecía en mi vista, no solía sonreír mucho hasta que conoció al idiota de William, negaba que el rubio le gustaba pero su mirada la delataba.

¿Por qué no me esperaste Caro? ¿Por qué te fuiste sin mí?

— Caitlyn. — Alguien remueve con brusquedad mis hombros, obligándome a salir de mi estado de trance. — Tienes que ser fuerte por tu hermana.

Mi vista va de Cassandra a la camilla tras ella, ¿en qué momento entramos a la habitación?

—  Dime que lo comprendes. — Paso ella y giro las ruedas de la silla para llegar hasta la camilla donde yace el cuerpo de mi hermana. Tomo su mano entre las mías y por primera vez dejo salir el llanto.

DisforiaWhere stories live. Discover now