16. Yo los declaro...

73 8 0
                                    

Narra Caroline

— ¿Y esto qué es? — Levanté un sobre blanco y se lo mostré a Lucía, que era como mi niñera.

— No lo sé, señorita Caroline, en la cocina me dijeron que debía entregarlo. — Ella se encogió de hombros. — ¿Necesita algo más?

— No, gracias, puedes retirarte. — Haciendo caso a mis palabras, Lucía salió de la habitación y cerró la puerta detrás de ella.

Revisé dos caras del sobre pero este no tenía remitente, así que para acabar con mi curiosidad por fin, abrí el sobre y extraí de este una hoja de papel en blanco, la desdoblé y comencé a leer el mensaje.

Caroline, si estás leyendo esto significa que estoy muerto, solo deseo que tu destino y el de tu bebé, sea diferente al mío, sal de esa casa cuanto antes y como puedas, antes de que sea demasiado tarde.

El mensaje era corto pero claro, no estaba firmada, sino que estaba sellada por el doctor Rodríguez.

Mi pecho se aceleró y me embargó una desesperación tan grande, que sentí ganas de llorar. Tenía que salir de esta casa cuanto antes, pero ¿cómo?

Una bestia me tenía prácticamente secuestrada y más que una casa, parecía una cárcel de oro y no tenía escapatoria.

El sonido de la puerta siendo golpeada, llamó mi atención, sacándome de mis pensamientos.

— ¿Quién? — Alcé un poco la voz esperando ser escuchada por la persona detrás.

— Soy yo, Sebastian, ¿puedo pasar? — Al escucharlo, me quité las lágrimas enseguida y me arreglé esperando no parecer tan demacrada.

Me acerqué a la puerta y la abrí lentamente, mirando hacia bajo.

— Hola, ¿cómo estás? — Preguntó con cautela y sentí su mirada sobre mí.

— Bien, bien, pasa. — Me hice a un lado y lo dejé entrar en la habitación, aún con la mirada puesta en el suelo.

— Linda habitación. — Lo miré, él estaba de espaldas a mí, observando el espacio. — ¿Crees que podemos hablar.

Me encaró y enseguida su expresión se tiñó de preocupación.

— ¿Qué sucede Caroline? — No pude más y rompí en llanto. Él se acercó a mí y me abrazó, no preguntó, no dijo nada, solo me consoló y lo agradecí mentalmente.

Nos quedamos un rato abrazados mientras yo sollozaba en su hombro y me calmé.

— ¿Quieres un poco de agua? — Negué con la cabeza. — Vamos a sentarnos entonces.

Nos encaminó hasta la cama y nos sentamos sobre el colchón.

— Perdóname Sebastian... por haberte hecho pasar por esto, yo... lo siento mucho. — Me disculpé tratando de limpiar las lágrimas que brotaban de mis ojos.

— No te preocupes que para eso estamos los prometidos. — Sonrió un poco y yo recordé el hecho de que hace unos días él me había pedido matrimonio. — Y precisamente de ese tema quiero hablar.

Me preocupé de que él ya no quisiera casarse conmigo porque caí en cuenta de que él era mi boleto de salida de esta casa, aunque prácticamente él era un completo desconocido para mí.

— ¿Qué sucede? — Inquirí cautelosamente.

— Es lo que quiero saber, Caroline. — Tomó mi mano entre las suyas. — Quiero saber si ya te arrepentiste y no te quieres casar conmigo.

DisforiaWhere stories live. Discover now