8. Revelar el secreto.

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Narra Caroline

Escuchaba unos molestos murmullos constantes pero trataba de ignorarlos, quería seguir dormida.

Sin embargo, los murmullos continuaban y no podía ignorarlos, así que me puse una bata y salí en busca de los causantes del ruido.

La puerta de la habitación de Caitlyn estaba abierta, así que me acerqué por allí para saber qué sucedía.

Al asomarme por el umbral, pude observar a Caitlyn sentada sobre su cama y a mi padre parado frente a ella.

— ¿Qué sucede? — Pregunté con curiosidad. Caitlyn me observó y se veía realmente nerviosa.

— Es que papá quiere ir con la ginecóloga para la sonografía del bebé. — Su mirada suplicaba por ayuda y busqué en mi cabeza una razón lógica.

— Ah, ¿no le dijiste? — Le pregunté tratando de sonar tranquila.

— ¿Decirme qué? — Mi padre preguntó con seriedad, dándome la espalda aún, siempre que podía dejaba en claro el poquito aprecio que me guarda.

— Ya fuimos con el ginecólogo hace una semana. — Caitlyn me agradeció con la mirada.

— ¿Por qué no me lo dijiste entonces, cariño? — Suavizó notablemente su voz al dirigirse a Caitlyn, me dolía que me tratara como si fuera una desconocida, como si no fuera su hija.

— Es que... — El sonido del timbre resonó por toda la casa, interrumpiendo a Caitlyn, quien suspiró notablemente aliviada a causa de esto.

Segundos después se escuchó la voz de Martha llamando a mi padre.

— Para la próxima iré contigo, ¿vale? — Caitlyn asintió resignada y mi padre pasó por mi lado, huyendo de mi contacto y salió por la puerta.

— Uff, eso estuvo cerca. — Le dije acercándome hasta su cama y sentándome a su lado.

— ¿Cerca? Cerca es poco Caroline, sabes que te quiero mucho pero esto ya no puede continuar, tu panza crecerá en menos de dos meses, no podré fingir para siempre, tienes que hablar con William. — Me señaló un poco molesta y con justa razón, a Caitlyn le gustaba divertirse y alocarse y fingir estar embarazada era todo lo contrario a eso.

— Vale, vale, se lo diré, tranquilízate Cait. — Aunque no estaba muy segura de querer contarle a William.

— Tienes dos semanas, sino abriré la boca. — Me señaló con advertencia.

— Vale.

Unas voces que parecían estar discutiendo distrajo a Caitlyn de su enojo conmigo.

— ¿Qué sucede allá abajo? — Me preguntó y yo me encogí de hombros en respuesta.

— Hay que averiguarlo. — Ella hizo caso a mis palabras y se dispuso que salir a lo que yo la seguí detrás.

A medida que bajábamos las escaleras los murmullos se hacían más claros.

— Sólo vine a ver a... — Las palabras de mi tío Ernesto quedaron en el aire al vernos. — ¡Caro!

Fui corriendo hasta él y salté sobre sus brazos.

— Ugh, cómo has crecido. — Me dejo sobre el suelo y saludó a Caitlyn con la mano.

— No te veía desde... — Dejé las palabras en el aire recordando aquel doloroso suceso.

— La muerte de mamá. — Caitlyn completó la oración por mí y se cruzó de brazos en dirección a mi tío luciendo un poco molesta. — ¿Acaso recordaste que tienes familia?

DisforiaWhere stories live. Discover now