21. Pasado delicado

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Narra Caroline

Me sentía mareada, muy mareada, tanto que no podía siquiera mantenerme en pie mucho tiempo y mi vista se tornó borrosa.

El timbre sonó y una sensación de esperanza me atravesó, al menos no moriría mi bebé.

Me apoyé en el sofá intentando tomar fuerza para poder ponerme en pie y aunque me costó, pude hacerlo. Con los ojos apretados me dirigí hacia la puerta, esperando no chocar contra nada.

Cuando sentí la madera en mis manos, busqué la perilla y tiré de ella sin siquiera preguntar quién era, luego de aquel momento, no recuerdo nada más que oscuridad.

Narra Caitlyn

— ¿Dónde está? — Le pregunté desesperada a Robert, quién me señaló una puerta blanca a la cual entré sin dudar.

Entré en la habitación donde Caroline estaba acostada en una camilla y un doctor la observaba mientras escribía quién sabe qué en una plantilla.

— ¿Cómo está? — Inquirí mientras me acercaba a ella intentando aguantarme las horribles ganas de vomitar debido al olor de los medicamentos, como odio ese olor.

— Estable y el bebé de milagro está vivo. — Fruncí el ceño esperando a que el doctor se explicara mejor. — Encontré altos niveles de escopolamina en su sangre, algo muy mortal para las mujeres en gestación, el bebé podría haber muerto. — Explicó con cara de preocupación.

— Pero están bien, ¿verdad?

— Sí señorita, pero debo reportar esto a mis superiores. Una madre que consume drogas durante el embarazo incrementa su riesgo de padecer anemia, infecciones sanguíneas y cardíacas, infecciones de la piel, hepatitis y otras enfermedades infecciosas, o incluso la muerte súbita de la criatura.

— Entiendo todas las consecuencias doctor, pero le pido que guarde el secreto. — Le suplico. — Ella no lo hacía por voluntad propia.

— Con más razón debo reportarlo señorita, es un delito que es necesario denunciar.

— Sé que es una situación bastante grave, pero deme unos días para encontrar las pruebas contra el responsable, le prometo que yo misma lo denunciaré. — Le hice la cara más suplicante que encontré en mi repertorio y él parecía empezar a ablandarse.

— Está bien señorita, pero mientras, la paciente se quedará aquí en observación. — Resopló y luego se acercó a mí para susurrarme. — Por favor hágalo pronto, esto es algo muy grave.

— Lo sé y se lo agradezco mucho doctor. — Le di una última mirada a Caroline y me encaminé hacia la salida de la habitación.

— No te vayas. — Escuché su voz débil por lo bajo y volteé para verla con su mano extendida hacia mí.

— Estoy aquí. — Me acerqué rápidamente hacia ella para tomar su mano en el aire. — No me iré.

— Lástima, aquí apesta. — Ladeó una sonrisa aún con los ojos cerrados. — ¿Me moriré, verdad?

— Claro que no, no digas eso Caro. — Miré al doctor esperando que me secundara, pero sólo me miró con una mueca preocupada.

— ¿Ah sí? ¿Usted qué dice doctor? — Abrió los ojos y miró hacia un lado hacia el doctor.

— Bueno, su salud está crítica. — Yo lo miré mal y él al notarlo, bajó la vista hacia su plantilla. — Pero haremos lo posible porque mejore, mientras se quedará aquí en observación, como antes le expliqué a la señorita. — Me señaló y yo le sonreí.

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