5. Ocultar cosas está de moda.

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Para la medianoche ya la mayoría de personas se habían ido a sus casas, solo quedábamos en la casa Maddie, Harry, Caro, Patrick y yo.

Maddie y yo estábamos muy ebrias, Patrick y Harry lo que se habían tomado estaba perdiendo efecto y Caroline no había tomado nada.

Pedimos pizza y decidimos ver una película de terror, en otra situación estaría cagada de miedo pero el alcohol hizo magia y vimos la película en silencio.

— Quiero vomitar. — Se quejó Caroline a lo que yo me aparté de ella mirándola con asquito.

— Yo... te apomcaño. — Maddison arrastraba las palabras al hablar y por alguna razón eso me dió un ataque de risa que se convirtió en tos.

— Yo te acompaño Caro. — Noté cuando Patrick y Maddie iban tras Caroline escaleras arriba. Mientras yo seguía tosiendo sin control.

— Toma, esto ayudará. — Harry me ofreció un vaso con agua pero en el intento de tomarlo y mi ataque de tos, el agua cayó sobre su camiseta.

Volvió a irse y al regresar trajo algo en una cuchara y el vaso con agua.

Esta vez sí pude tomarme lo que suponía que era jarabe para la tos y luego me tomé el agua lo que ayudó bastante.

— Gracias y perdona por lo de tu camiseta. — Le dije una vez recuperada.

— No importa, lo bueno es que estás mejor. — Me sonrió y su mirada viajó hasta mi cuello y su sonrisa se borró. — Creo que te picó un mosquito.

Se puso de pies y se fue escaleras arriba dejándome sola y confundida. Debido a la reciente tos, el alcohol había disminuido un poco su efecto en mi sistema.

Me acerqué hasta el espejo que estaba más cercano y miré mi cuello, joder, Patrick realmente había marcado territorio, uno bien morado, y además gigantesco.

Pasé mis dedos por la zona, sintiendo un pequeño ardor. Por alguna razón, sentí que le debía una disculpa a Harry.

Aprovechando el valor que me donaba el alcohol, me armé de valor para ir hasta la habitación de Harry y toqué su puerta.

Él abrió luego de unos segundos y sin camiseta. Hacia donde mi mirada viajó y las ganas de abrazarlo crecían en mi interior.

— ¿Qué quieres? — Dijo rodando los ojos, era evidente que no quería hablarme.

— Solo quiero... hablar. — Tomé el flequillo de mi pelo suelto y lo pasé detrás de mi oreja con aparente nerviosismo.

— Pasa. — Se apartó de la puerta, indicándome que podía pasar, lo que claramente hice.

Sin esperar a que me diga algo, me acosté sobre su cama y tomé las sábanas para arroparme, tenía mucho sueño y solo quería dormir.

— ¿No querías hablar? — Sentí cuando se sentó detrás de mí en la cama, así que me volteé para encararlo.

— Pero ahora solo quiero dormir, así que acuéstate y abrázame.

— Mandona. — Susurró mientras obedecía a mis palabras, acostándose a mi lado frente a mí y se veía tan hermoso.

— También te quiero. — Le susurré acercándome a su rostro. Dejé un pequeño beso en sus labios y me acurruqué en su pecho.

— De verdad que no te entiendo Caitlyn. — Su pecho vibraba al mencionar cada palabra, era una sensación agradable.

— ¿Qué no entiendes? — Bostecé sin poder evitarlo.

— Se supone que estás embarazada y tomas, ¿acaso estás loca?

DisforiaWhere stories live. Discover now