cientro treinta y ocho

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—¿Qué hay de ti, Pelirrojo?

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—¿Qué hay de ti, Pelirrojo?

—Stan Shunpike.

—¡Y un cuerno! —protestó Scabior—. Conocemos a Stan; ha hecho algún que otro trabajito paranosotros.

Harry vio el rostro desconocido de Faith contraerse con preocupación cuando escucharon otro golpe.

—Me llamo Bardy — dijo Ron. Sonaba como si le hubieran dado una patada en la boca—. BardyWeasley.

—Ajá, ¿un Weasley? —dijo Greyback.—Así que estás relacionado con los traidores de sangre incluso si no eres un sangre sucia. Y, por último, tu linda amiguita...

—Tranquilo Greyback— le advirtió Scabior por encima de las burlas y los gritos de los otros carroñeros.

—Oh, no voy a morder todavía. Veremos si ella es un poco más rápida para recordar su nombre que Barny— dijo Greyback.

Harry podía ver a Faith enojada e incómoda con el hombre lobo, pero trató de mirarla con severidad para que no les gritara y se lastimara. Debido a su cara hinchada, en realidad no funcionó, así que le apretó la mano repetidamente.

—¿Quién eres, niña?

—Penélope Clearwater—, dijo Hermione con calma, aunque podían escuchar el miedo en su voz.

—¿Cuál es tu estado de sangre?

—Mestizo— respondió Hermione.

—Bastante fácil de comprobar—, dijo Scabio—. Pero los tres parecen tener edad de estar todavía enHogwarts.

—Nos hemos escapado —habló Ron.

—¿Qué se han escapado, pelirrojo? — preguntó Scabior. —¿Y decidieron ir de campamento? ¿Y pensaron, solo para reírse, que usarían el nombre del Señor tenebroso?

—No nos estábamos riendo —se defendió Ron—. Fue un accidente.

—¿Un accidente, pelirrojo? — Sonaron más abucheos y gritos.

—¿Sabes a quiénes les gustaba utilizar el nombre del Señor Tenebroso, Weasley? —gruñó Greyback—. A los de la Orden del Fénix. ¿Te suena de algo?

—No.

—Pues bien, como no le muestran el respeto debido al Señor Tenebroso, hemos prohibido pronunciarsu nombre, y de esa forma hemos descubierto a algunos miembros de la Orden. Bien, ya veremos.¡Atenlos con los otros dos prisioneros!

Faith sintió que una mano se enredaba en su cabello y tiraba de ella hacia arriba. Faith puso toda su energía en no dejar que el dolor cambiara el color de su cabello a azul eléctrico como solía hacerlo. Quienquiera que la estuviera sosteniendo no lo vio o ella se controló porque él simplemente continuó atando sus manos a las de los otros prisioneros.

—¿Alguien conserva su varita? —Harry susurró.

—No—, respondieron los otros tres.

—Ha sido culpa mía. He pronunciado el nombre. Lo siento...

Faith | Harry James PotterWhere stories live. Discover now