cientro treinta y dos

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—¿Yo? —preguntó Ron sorprendido y muy confundido

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—¿Yo? —preguntó Ron sorprendido y muy confundido.—. ¿Por qué?

—Porque sacaste la espada de la piscina. Creo que se supone que eres tú—le dijo Harry, compartiendo contacto visual con Faith por un momento, quien también asentía con la cabeza.

Harry no decidió que Ron debería hacerlo porque fuera amable, aunque puede haber jugado un pequeño papel en ello. Sabía una cosa sobre todo lo que Dumbledore le había enseñado y era que actos como estos tenían un poder inmenso sobre la Magia Oscura.

—Mira, yo lo abro y tú le clavas la espada —propuso Harry—. Pero rápido, ¿vale? Porque eso que haydentro intentará defenderse. Recuerda que el trozo de Ryddle que había en el diario pretendió matarme

—En serio, ¿cómo es que sigues vivo?— Faith murmuró.

—¿Cómo vas a abrirlo? — preguntó Ron con ojos aterrorizados.

—Voy a pedirle que se abra, y se lo diré en pársel. —dijo Harry con un pequeño asentimiento. No estaba seguro de cómo se dio cuenta de que ese era el camino, pero se le salió de la lengua con tanta facilidad que debía ser así. "Y Faith, quédate atrás"

—¿Qué? ¡Quiero ver qué pasa!— Faith dijo indignada. —¡No los dejaré solos con un pedazo del alma de Voldy!

—Bien, pero no te acerques demasiado— Harry puso los ojos en blanco.

Sus formas de mostrar afecto en situaciones como estas siempre tenían algo que ver con mantenerse a salvo. A pesar de que a los demás les parecía una discusión molesta, ambos sabían que en realidad no estaban molestos el uno con el otro. Era una de sus muchas formas de decirse indirectamente que les importaba demasiado como para dejarlos hacer algo estúpido.

—¡No! — Ron dijo de repente: —. ¡No, no lo abras! ¡En serio!

—¿Por qué no? Librémonos de una vez de este maldito objeto; hace meses que...

—No puedo, Harry, lo digo en serio, uno de ustedes lo hace...

—¿Pero por qué?

—¡Porque me afecta mucho! —dijo Ron en voz alta, alejándose un par de pasos del relicario en la roca—. ¡Es superior a mis fuerzas! Nopretendo justificar mi actitud, Harry, pero a mí me afecta mucho más que a ustedes. Cuando lollevaba colgado del cuello me hacía pensar cosas, cosas que me venían a la mente sin motivo y lograbanque todo me pareciera mucho peor, no sé explicarlo. Cuando me lo quitaba, se me pasaba, pero luegotenía que volver a colgarme ese condenado chisme y... ¡No puedo, Harry!

—Tú puedes, Ron— dijo Faith. —Tienes la espada, se supone que debes usarla. Por favor, puedes deshacerte de ella, Ron.

La mención de su nombre hizo clic en algo en la cabeza de Ron. Fue como si de repente entendiera lo que querían decir sus amigos. Dio los pasos de regreso a la roca donde se colocó el relicario.

Faith | Harry James PotterWhere stories live. Discover now