TREINTA Y SIETE

20 9 1
                                    

El Hotel Montenegro no parece dormir. La mayoría de sus ventanas están encendidas. Una de las que está apagada es la de la Habitación Amalfi, obviamente. Eso descarta una emboscada de Don Carlo. ¿Qué querrá hablar conmigo, entonces? Procuraré pegar pestaña si es que tenemos tiempo para dormir.

Antes de ir a la habitación me gustaría que organizásemos el plan. ¡Claro que cuento contigo!

PLAN DEL CARRO DE ASEO: Este plan consiste en... bueno, ya lo sugerí en una oportunidad... El problema principal es que no contamos con la herramienta adecuada para cercenar... Me da asco pensarlo siquiera... Y dejaríamos todo salpicado de san... ya te lo imaginas.

PLAN DEL INCENDIO: ¿Qué? ¿No se te había ocurrido? El problema es que involucraremos a todo el hotel aun cuando no están involucrados. Bueno, la entrometida de la mucama sí que lo está. Hacía su jodido trabajo. Uf...

PLAN DEL LITIGIO: Es solo una idea. A ver qué opinas. Pudiera ser que Morton y Rosa litigaron por algún motivo. En el tira y afloja terminaron defenestrándose. ¿Te ha gustado la palabra? Hay algo mórbido en el sonido de "defenestrar".

PLAN DEL SUICIDIO: ¡Claro que es lo más sensato! Y es lo que mejor nos hubiera ido, pero está la mucama. ¿Y no podríamos decir la verdad sin tapujos? Que el hombre se suicidó y que la mucama sufrió un ataque cardíaco... Ya, pero querrán saber por qué yo no di aviso oportunamente. Eso me compromete. (No puedo decir que «soy escritor, razón por la cual mi alto nivel de curiosidad me fuerza a meter las narices en la vida de otros, sino siento que caigo en un vacío del que no salgo ni aunque tuviera alas...» Nadie comprendería).

PLAN DEL CAMBIO DE HABITACIÓN: Lo mejor queda para el postre, ¿no es así? Me gustaría que esta idea también acabe siendo tu favorita. Es la más elaborada, pero creo que será la que mejor nos resulte. Para que funcione, reservaremos una habitación a tu nombre, ¿vale? Con tal de que te presentes una sola vez basta. Elegiremos la Habitación Capri, la que está justo enfrente. A la medianoche —tal vez más tarde— abriremos la puerta de mi habitación y trasladaremos un cadáver. Creo que el de Rosa será el primero, ya que la montaremos en el carro de aseo y el viaje será más rápido. Acto seguido, cargaremos a Morti... Tendremos que colgar una soga de tu habitación para que el engaño sea convincente. A la mañana siguiente te retiras sin decir mi boca es mía. Eventualmente encontrarán a Morton y a Rosa, pero para entonces tú deberías estar lejos. MUY lejos. Sí, eso significa que nuestra aventura terminará mañana. Ha sido un gusto y creo que te puedo llamar colega.

Así pues, ¿la última opción? Piénsalo. Por mientras, vayamos a la Habitación Amalfi. Quizás a la vista de los cadáveres nos inspiremos.

[...]

La puerta se abre a una oscuridad tétrica. Nos envuelve un aire fétido. ¡Vaya catacumba en la que se convirtió la Habitación Amalfi! Tengo un pañuelo para mi nariz. ¿Tienes tú uno? En caso negativo, cúbrete la nariz con la manga o con lo que sea.

Aquí... ¿aquí no fue donde cayó Rosa? ¿Y aquí no es donde debería estar el carro de aseo? ¡Eh! ¿¡Qué demonios está pasando!?

¡LOS CADÁVERES!

¿Dónde están? ¡No están! ¿¡Cómo es posible!? Estaban aquí y ahora ya no están. ¡Explícamelo! ¡Encendamos las luces! Es que... es para no creérselo.

¡NO ESTÁN!

Ni el de Morton ni el de Rosa. Yo seré el tercer cadáver, porque presiento que tendré un ataque cardíaco. ¡Dime que esta es la habitación errónea! Sí, eso debe ser. Pero entonces ¿por qué mi llave abrió la puerta? Esta es la Habitación Amalfi. Aquí, en la puerta, pone «AMALFI». O sea... O sea que...

¡ALGUIEN SACÓ LOS CADÁVERES!


ENTRAMADOS POR UN CADÁVERWhere stories live. Discover now