NUEVE

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Hace un día fresco a pesar del mediodía que se nos viene encima. Primaveral a medias, diríase que de un sol miedoso a salir del caparazón nuboso. Qué sé yo si es un día agradable o desagradable para ti. Vaya lío que me he armado con querer ser escritor. Es como si fueras chef y de pronto te dieras cuenta de que careces de paladar y de que tu sentido del gusto está más que atrofiado; ¡es irreparable! ¿Qué más da contarte que el día está amargo cuando en gustos no hay nada escrito y así el día de lluvia puede ser una dulzura para ti?

Espero tener pocas divagaciones como esta... por tu propio bien. (Y para que quieras seguir conmigo dado que has llegado TAN lejos).

Durante el trayecto podemos conversar. Por ejemplo, podría contarte de qué va Érase una vez en el Infierno. Al salir del departamento de Luci caí en la cuenta de que nos perdimos la última función de anoche. Nosotros asistimos a otra función, más sicodélica y menos lineal. Lo realmente importante es saber apreciar el arte.

En cuanto a la película te contaré solo lo impredecible; el resto te lo figurarás por inercia. Como dicen cuando se sospecha de un culpable, «caerá por su propio peso».


Hay un muchacho que le entrega su alma al diablo a cambio de cierta habilidad. (Si te doy todo lujo de detalles no querrás verla). Es feliz gracias a su habilidad y vive una vida todo lo feliz que te puedas suponer. Llega a ser una parodia. Esa parte de la película no importa. Lo que importa es lo que viene luego.

Cuando el muchacho muere, obviamente se va al Infierno. (Esto es predecible, pero debo dejarlo claro). Su intención es recuperar su alma, porque su amada subió al Cielo y no soporta la idea de separarse de ella para toda la Eternidad. (Todos estos conceptos los utilizan en mayúsculas).

El conflicto central es que el diablo está siendo incapaz de dar hora a todos los que quieren hablar con él. Es esquivo y está siempre ocupado. Inicia así, progresivamente, un lío burocrático que lleva a nuestro muchacho a través del Infierno. Muy distinto a los círculos descritos por Dante en su Divina Comedia (que no tienes por qué haber leído. Solo debes saber que allí el Infierno se divide por niveles en donde cada nivel está asignado a un tipo de pecador en particular), el Infierno de esta película es como una gran organización gubernamental en constante crecimiento en donde hay departamentos para los espías, para los negligentes, para los cizañeros, para los violentos y así, lo que se te ocurra. No es Infierno de castigos, sino uno que promueve el trabajo de sus empleados. Un círculo vicioso que pretende cierta moraleja; el que cayó en el Infierno empobrecerá su alma constantemente repitiendo aquello que lo llevó al Infierno en primer lugar. Por lo tanto, prolongará la maldad enseñándosela a los vivos y así intervendrá entre los bondadosos.

Aquí puedes adivinar que el muchacho se recrimina haber caído en la tentación de pactar con el diablo. Este tiene un inexplicable momento de debilidad por aquellas almas que pactaron con él. Acaba apareciendo para oír el reclamo del muchacho, quien no está a gusto con su último (y eterno) cargo. Dado que para la empresa infernal las almas son como las acciones, el diablo se defiende diciendo que no las pueden devolver. La única opción es que el muchacho sea enviado al Cielo de forma encubierta para convencer a su amada de que venda su alma. Esto, al parecer, se puede hacer también allá arriba.


¿Un café para llevar? Me doy cuenta de que tengo el estómago vacío. ¿Quieres uno? Por favor no me digas que eres como Luci y que solo toleras el té. ¡Por favor!

Por si fuera poco, aquí en el Café Viena hacen un buen café.


Volviendo a la historia, queda el clímax y el desenlace. Los amantes se reencuentran, pero la amada se muestra agria. ¡Desde el Cielo vio cómo su amado se iba al Infierno! Pensó que nunca más lo vería, así que en el Cielo se dedicó a coser y a cantar (forma en que le parecería grato pasar TODA la Eternidad). Nuestro muchacho trató de convencerla, indicando incluso que debió hablar con el diablo en persona para ir a por ella. Aquí hay un diálogo de rechazos con frases muy buenas. Ella dice «mi amor por ti se estrelló contra una pared» a lo que él repone «quitemos la pared; hagamos añicos sus ladrillos y unamos nuestras calles». Esto es insuficiente, porque ella le dice algo así como «nunca esperé compartir el Cielo con ángeles entre los cuales no estuvieras tú» y él le explica que «te puedo llevar a un lugar en donde volaremos igual, porque tú y yo somos estrellas y estamos para conquistar abismos». Todo muy bonito, con la música emocional de fin de película comercial. Aparece, imprevisiblemente (por eso te lo cuento), un ángel o un hombre, guapo y desnudo, que abraza a la amada y le pregunta quién es ese (refiriéndose a nuestro muchacho). Este comprende que ella lo traicionó para toda la Eternidad. Se queda sin palabras.

¡Imagina lo que ocurriría si yo me quedase sin palabras!

En fin, al final, finalmente, al fin y al cabo... Mejor te ves la película, pero creo que puedes hacerte una idea, ya que la conclusión «cae por su propio peso».


ENTRAMADOS POR UN CADÁVERWhere stories live. Discover now