DOCE

35 10 0
                                    

—Si me vas a chantajear, chantajéame de una vez.

—¿Chantaje? Eso es lo último que pensaría.

—Eres un terrible actor. Vienes a mi casa cuando estoy sola. Te traes compañía para tener testigos y, lo que es peor, te aprovechas de la ausencia de Morton para que él nunca sospeche siquiera que tuvimos esta conversación. ¿Eso es? ¿Lo he resumido bien, señor escritor?

—Eh, alto ahí. Si quiero hablar con Pat es para hablar de Morton, nada más.

—¡Sí, claro! Si fueses a hablar de Morton lo harías conmigo, la madre. Pero no, irás donde Pat para soltarle lo que ocurrió en el cumpleaños. Se lo dirás si no te pago... ¿cuánto? Imagino que todo se reduce a eso.

—Señora Grant, por favor, hay un tremendo malentendido aquí. Como yo lo veo, lo que pasó aquella vez fue una muestra de cariño.

—¡Shhh! ¡La puerta quedó abierta!

—Está bien, la cierro... —Te guiño un ojo antes de cerrar. Si pegas la oreja a la puerta, seguirás oyendo la conversación—. Ejem, lo que estaba diciendo es que aquella vez todos bebimos y la pasamos de lujo. A todos se nos pasaron las copas. Es natural en un ambiente relajado. Te vi trastabillar y te ayudé a llegar hasta la cocina. Bebimos agua, creo recordar. Preparamos café. Estaba todo oscuro y...

—Y me porté como una zorra. ¡Besándonos como si fuese una quinceañera!

—Hasta que empezaste a murmurar «Pat, Pat...». Te diste cuenta de que no era él. Era yo. Y me apartaste.

—Tuve que hacerlo, porque te comportaste como un chiquillo malcriado. ¡Y no vayas a decir que en la noche todos los gatos son negros, porque te daré un bofetón que no se te quitará jamás!

—Iba a decir que los borrachos actúan con sinceridad. Por eso digo que fue una muestra de cariño inconsciente. Lo siento.

—Todavía no me convences. Si no, ¿a qué demonios viniste a mi casa en busca de Pat?

—Es... Necesito un consejo de hombre a hombre. En el escalafón paternal, él viene después de mi padre.

—Ah, a veces lo olvido... ¿Cuántos años han pasado?

—Prefiero no contarlos.

—Sí, por supuesto. ¿Apareció una mujer? ¿Planeas casarte?

—¡En absoluto!

—¿Y qué hay de tu acompañante? ¿Le estás buscando empleo y quieres que Pat le dé plaza en la empresa?

—Uf, Vivi, de verdad que es algo para hombres. Nada rebuscado ni... problemático. Bueno, un tanto, pero debo esperarlo.

—Bien, como desees. Ven, dame un abrazo. Eres un buen amigo y Morti te aprecia. Lo siento.


ENTRAMADOS POR UN CADÁVERWhere stories live. Discover now