19 |

400 50 7
                                    

Cerca al pueblo de Lille, reino de Ekios - Varlett Mansion

Ambrose, cómo hijo mayor del matrimonio Varlett, era el encargado de los viñedos y el castillo en ausencia de su padre, por lo que procuraba levantarse a las cinco am todos los días, asearse, desayunar y dirigirse a los cultivos, justo antes de regresar al estudio para revisar las cuentas y organizar cualquier asunto pendiente. Después de eso almorzaba con la familia y se dirigía a las bodegas para supervisar las entregas de las cajas de vino.

Por lo que le sorprendió la cantidad de voces y ruido provenientes de la primera planta del castillo que escuchó al levantarse aquella mañana. El sol aún ni siquiera asomaba en el alba, pero parecía que todo el mundo ya se encontraba despierto.
Así que se levantó de la cama, fue hasta el baño para asearse con rapidez y luego tomó el primer par de pantalones que encontró en el armario, los acompañó con una camisa blanca y un par de botas y salió de sus aposentos.

Las puertas de las habitaciones de sus hermanos se encontraban todas cerradas, pero las voces podían escucharse a la lejanía, la mayoría de ellas eran masculinas y discutían detalles acerca de muebles y pintura.

—¿Que demonios está pasando? —Preguntó deteniéndose en el último peldaño de la escalera, cuando vio a una docena de obreros que iban de un lado a otro cargando cosas.

—Buenos días, Lord Varlett —Iliam lo saludó con un movimiento de cabeza y una sonrisa de satisfacción dibujada en la cara.

—Ambrose, cariño —Dijo su madre saliendo de uno de los pasillos —. Ya te has levantado, ¿Vendrías a ayudarme? —Preguntó sujetándolo del antebrazo —. Su majestad ha hablado con el rey de Ekios, y no sabes lo avergonzado que está por no habernos ayudado cuando lo solicitamos. Lo mortifica no haber tenido idea que éramos la familia política del mismísimo Lucien de Osborne.

—¿Y a eso se debe todo este circo? —Cuestionó el muchacho incapaz de ocultar su expresión de fastidio mientras su madre lo arrastraba a quien sabe dónde.

—Cariño están remodelando el castillo, para cuando terminen no habrá rastro del incendio, ya verás.

—¿Y cuánto se supone que va a costarnos? —Preguntó deteniéndose frente a una mesa llena de diferentes diseños de estampado.

Aquella era la razón por la que su madre le había solicitado ayuda.

—No tiene que preocuparse por nada mi lord —Volvió a hablar Iliam, que por alguna razón los había seguido hasta allí —. El rey Lucien, se hará cargo de todos los gastos. Para eso es la familia —Dijo apoyando una mano en el hombro del muchacho.

—Es maravilloso, ¿Verdad hijo? —Sonrío Lady Andrea.

—Claro —Respondió Ambrose entre dientes al tiempo que se quitaba la mano de Iliam de encima.

—¿Ya has escogido uno? —Preguntó su madre refiriéndose a los estampados —. Creo que el rojo granate quedaría fantástico en el salón de baile, pero el palo de rosa es sin lugar a dudas excepcional.

—Discúlpame madre, pero no lo sé. Los hombres no nos sentamos a escoger colores de pintura —Se quejó pasándose una mano por la cabeza —. Y de hecho tengo cosas que hacer, así que te veo después —Agregó inclinándose para darle un suave beso en la mejilla.

Entonces comenzó a caminar con dirección a una de las salidas, pues necesitaba llegar hasta los establos para buscar a su caballo y marchar rumbo a los viñedos. Iliam caminó detrás de él solo segundos después de despedirse de Lady Varlett.

—¿Que? —Preguntó Ambrose sin detener el paso ni molestarse en voltear a mirarlo —. ¿Ahora eres mi sombra o algo así?

OSBORNE: El destino de una dinastíaWhere stories live. Discover now