42|

360 37 1
                                    

Ciudad de Attos, reino de Eskambur - Grant Palace

A Maylea le pareció que con el paso de las semanas el tiempo se iba haciendo cada vez más lento, era como si en lugar de 24 horas, los días estuvieran conformados por 48.

Minutos y mas minutos en los que la ausencia de su esposo se volvía más profunda.

Ya ni siquiera recibía sus cartas con la tinta corrida a causa de la prisa. Y aunque el palacio estaba lleno de personas, le parecía que nunca en la vida había estado tan sola.

Observó con atención su reflejo en el enorme espejo que, ocupaba gran parte de la pared de su habitación. Estaba parada de costado, con una mano apoyada en el abdomen, pero igual de delgada y vacía que en meses anteriores.

¿Por que no podía quedar embarazada? Se lamentó con fastidio. Y seguro que habría seguido renegando de su valor como mujer y esposa, si no fuera porque unos nudillos tocaron enérgicamente la puerta de sus aposentos.

—¿Majestad? —La voz de Eskailer emergió desde el pasillo.

Y ella salió casi corriendo hacia la entrada para hacerla pasar.

—Lady Freed —Saludó con una pequeña sonrisa.

Aquel día, la mujer de cabellos negros, ojos increíblemente azules y nariz aguileña, vestía un par de pantalones viejos, una camisa de lino blanca y un cinturón de cuero que le ceñía la pequeña cintura.

De no ser porque le hacía falta su misteriosa capa, la jovencita habría jurado que llevaba la misma ropa que el día en que la rescató.

—Por favor majestad, llámeme Freed o solo Eskailer —Pidió inclinando la cabeza a modo de saludo.

Tras pasar varias semanas a su lado, May había aprendió algunas cosas sobre ella, como que podía ser muy tímida y que no conocía en lo más mínimo las reglas de etiqueta, sin embargo intentaba emularlas.

Claro que era de esperarse que una chica que peleara de la manera en que ella lo hacía, no perdiera el tiempo aprendiendo cómo comportarse en una mesa, o peor aún, memorizando estrategias para atrapar hombres.

—Esta bien, Eskailer —Accedió caminando de regreso al espejo —. ¿Necesita algo?

—Un caballo —Contestó la mujer siguiéndola de cerca —. La luna nueva ha llegado y con ella el momento de mi partida.

—Oh, ya veo —Se volvió en su dirección —. ¿Se encuentran bien ya sus manos y...

—Mis manos están bien hace semanas, majestad —Dijo levantando las palmas en el aire para permitirle ver las dos pequeñas cicatrices que le habían quedado tras detener aquel cuchillo por el filo.

A May se le ocurrió entonces, que pese a su cuerpo menudo y estatura, Eskailer seria capaz de enfrentarse mano a mano con el mas grande de los hombres.

—¿Y mi propuesta? —Preguntó con una sonrisa —. ¿No pensó en ella?

—Le agradezco su hospitalidad, excelencia, pero no pertenezco a este lugar lleno de sirvientes y nobles —Se sinceró rechazando la oferta que la joven le había hecho semanas atrás.

Una oportunidad para trabajar como su escolta personal, algo así como su versión femenina de Sir Iliam

—Mi mundo es uno muy diferente —Agregó.

—No —Maylea agitó la cabeza —. Soy yo quien le agradece, si usted no hubiese intervenido, quizás no estaría viva —La sujetó de las manos —. Por favor, tome todas las provisiones que necesite para el viaje y...

OSBORNE: El destino de una dinastíaजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें