Capítulo 68: El deshielo.

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La anciana de cabellos blancos se agachó ante Amy y la tomó del mentón para que sus ojos grises se fijarán en ella.

-Fue tu culpa Amy, tú mataste a estas personas, sus vidas fueron arrebatadas por tu descuido y su sangre es la que mancha tus manos -deslizó su agarre hasta el cuello de Amy y lo apretó -Mereces vivir sabiendo que todo esto es tu culpa, vive con ello y será tu mente la que te destruirá al final.

-No... Yo no quise que esto pasara.

-Mientes.
«Eres la peor decisión que pudimos tomar como consejo, jamás debiste ser nuestra líder, debimos haberte matado cuando pudimos, después de todo no eres más que un peligro para todos.

Su agarre se profundizó y las uñas de aquella anciana se clavaron en la piel de Amy haciéndole brotar pequeñas gotas de sangre.

-Eres un demonio Amy Oliver, eres un ser repugnante que debió ser destruido hace mucho tiempo. Tu mera existencia nos ha condenado a todos.

Las llamas iban haciéndose más pequeñas habiendo consumido todo lo que alguna vez fue la sede de los cazadores.

-Ahora no nos queda más que dejarte vivir, ese será tu castigo -la mujer sonrió aunque no había nada por lo que alegrarse -Que tu mente sea tu condena, que la culpa no te deje en paz y que en esta vida nunca encuentres la felicidad, ese es mi último deseo.

La anciana cansada por la pelea se apartó de Amy, retrocediendo un par de pasos y extendió ambos brazos dejando fluir su poder, así es como una bruma azulada la rodeo por completo.

-Amy Oliver, te maldigo con estás palabras y que las almas de los caídos me apañen para que en esta vida tu misma seas tú verdugo.

-No...

La muchacha se arrastró por el suelo intentando apresuradamente ponerse de pie pero en cuanto pudo el poder de la bruja anciana estalló empujándola al suelo nuevamente y reventando el corazón de la más vieja.

-¡No! -aún mareada por el golpe Amy corrió hacia el cuerpo de aquella mujer y la agarro por los hombros -Por favor no... Despierte, por favor.

Vivir con la culpa, tener que levantarse cada día sabiendo que las muertes se debían a sus malas decisiones la atormentarían de por vida y que jamás podría lograr la felicidad era el peor castigo que se le podía dar a alguien.

-Por favor no...

"Amy"

En la batalla ante la desesperación y el dolor los nudos de poder se habían desatado dejando completamente agotado el centro de energías de la bruja superior lo único que le quedaba como reserva era aquel sello que juro no abrir porque sería la puerta a la libertad de Dominic, sin embargo durante su enfrentamiento parte del sello se quebró y la presencia de Dominic se hizo aún más latente.

Ya no solo podía oír la voz de aquel demonio en su cabeza, también podía sentir su presencia como una sombra distorsionada en su interior, un ser que solo estaba a un paso de tomar el control completo de su cuerpo.

-Dejame -susurró asustada llevándose las manos a la cabeza.

"Liberame Amy y yo te libraré de esa maldición"

-No, no puedo.

"Pero lo quieres, quieres paz, quieres libertad... Quieres que dejen de echarte la culpa"

Amy negaba ante aquellas palabras y ocultó su rostro entre sus rodillas, ya estaba muy cansada para seguir adelante.

-Elián, Evan ¿Dónde están? -murmuró con lágrimas colmando sus ojos -Ayúdenme, por favor...

Aiden.Where stories live. Discover now